El doctor Felipe Antonio de Iriarte (1759-1821), ilustre jujeño, no alcanzó a firmar el acta de la Independencia del 9 de julio de 1816, como diputado por Chuquisaca, porque recién pudo incorporarse al Congreso el 6 de setiembre. Ya trasladado el cuerpo a Buenos Aires, le tocó pronunciar allí, el 25 de mayo de 1817, un elocuente sermón patriótico. Años más tarde, su colega congresal, Pedro Ignacio de Castro Barros, costeó la edición de la pieza, en un raro folleto de 33 páginas, titulado “Viva la Patria. Orden, unión y amor”. En el apéndice del mismo, se agregaban tres poemas de Castro Barrios: “Un ciudadano en el Tucumán en el Gran Día de América y su panegirista patriótico el ciudadano Dr. D. Felipe Antonio de Iriarte”, y dos breves, “Oda” y “Décima”.

En un párrafo de su “Oración”, Iriarte recordaba a un famoso sacerdote guerrero, el tucumano Ildefonso de las Muñecas. Dirigiéndose a la “ciudad meritoria del Tucumán”, la exhortaba: “Dad a la Patria muchos hijos, desembarazados guerreros, emprendedores: dad también a la Patria muchos sacerdotes como el recomendable cura de la Catedral de Cuzco. Oigo decir que ‘la fiera pésima lo devoró’ (¿?). ¡Señor! ¿Has franqueado a su alma virtuosa un asiento en vuestra corte deleitable? Ciudadanos, su sangre inocente y noble, clamando al cielo contra los verdugos y sus hijos, todavía nos favorece”...

En nota al pie de página, el editor aclaraba que el párrafo aludía a Muñecas, ultimado en el Alto Perú por los realistas, en los días en que en Tucumán se declaraba la Independencia.