El mundo ha perdido un lago. Y en tiempos de calentamiento global, no es poca cosa. Esto ocurrió en Bolivia, donde ha desaparecido el segundo lago más grande de ese país: el Poopó.

Este espejo de agua tenía más de 2.500 metros cuadrados, pero en su lugar ahora sólo hay un desierto. En rigor, lo que antes era un extenso lago se ha reducido a tres humedales de menos de un kilómetro cuadrado cada uno y 30 centímetros de profundidad.

Esto ocurre en la provincia de Oruro, cerca del límite entre Bolivia y Chile.

De acuerdo con lo que publicó la BBC, como consecuencia de la desaparición de Poopó (el segundo más grande de Bolivia después del Titicaca), han desaparecido más de 200 especies de aves, peces, reptiles y mamíferos que vivían en este ecosistema.

Además, ha generado un gran impacto en la población. Cuando el lago tenía agua, sus alrededores eran habitados por unas 350 familias; ahora sólo quedan 70 personas, en su mayoría ancianos que no pueden desplazarse a buscar otros horizontes laborales.

Las razones de este problema son varias. El Gobierno boliviano apunta al cambio climático y a la corriente del Niño, que afectaron el clima en la región. Pero por otro lado, también influye el impacto humano. El Poopó y el Titicaca dependen del aporte del río Desaguadero. En la década del 90, el Gobierno decidió priorizar al segundo. Por esa razón, cortó el paso del río hacia el Poopó.