La Municipalidad de Yerba Buena evalúa suspender por 180 días los desarrollos inmobiliarios situados en el piedemonte de esa ciudad. Si esta resolución entra en vigencia, alcanzará a countries, barrios cerrados, clubes de campo, parcelamientos comerciales y cualquier emprendimiento similar. Incluso, comprenderá las obras que pretenden realizarse y las que se están haciendo.
En el texto del probable decreto se lee que las viviendas unifamiliares quedarán exceptuadas, si es que sus propietarios cuentan con las exigencias normativas, como padrones y constancias, si se adecuan a lo establecido por el Código de Ordenamiento Urbano, fundamentalmente, y si tomaron recaudos para evitar la tala “indiscriminada” de árboles.
En el artículo segundo de ese borrador -al que tuvo acceso este diario- se indica que se creará un comité de estudio, integrado por funcionarios de los gobiernos local y provincial, por expertos de la Universidad Nacional de Tucumán, por concejales y por organizaciones ambientalistas, con el objetivo de que, en ese lapso, elaboren un anteproyecto de ordenanza que regule los asentamientos.
En caso de que sea necesario, podrían prorrogar ese paréntesis, por una única vez, durante unos 180 días más. El sector delimitado dentro de la prohibición se extiende desde el río Muerto, hacia arriba, hasta las fronteras norte, oeste y sur del distrito.
“Tenemos que parar esto; si no, la montaña se nos vendrá abajo. Están haciendo countries en medio del cerro, no sólo a sus pies”, dice José Domián, de la Secretaría de Obras Públicas y Planeamiento Urbano del municipio, de donde surgió el boceto. Actualmente, en el piedemonte se observan varios emprendimientos que, en rigor, serían alcanzados por la veda. En su mayoría, no se han edificado casas aún. El más extenso es un loteo que se asienta sobre una lomada en La Rinconada, al final de la calle Chubut. También por esos parajes avanzan dos nuevas urbanizaciones, cerca del country Las Yungas y al final del camino de sirga que bordea el canal Yerba Buena.
En El Corte, además, hay otro emprendimiento que, de prosperar la iniciativa, deberá quedarse quieto por un tiempo: se trata de una continuación del barrio privado El Tipal. Allí, los fondos de algunas de las futuras residencias desembocan a metros del río Muerto, a juzgar por los mojones clavados en el pasto.
Cuando se le pregunta al intendente Mariano Campero para qué quiere implementar esta suspensión, responde que el crecimiento de ese sector debe ser analizado por expertos. “Necesitamos que un comité estudie los desarrollos autorizados por la gestión anterior. Pretendemos sentar precedentes hacia adelante. Hay empresarios que hicieron desmontes en los cerros, y nos dimos con que no tienen autorizaciones”, dice. Luego, añade que a la resolución le faltan unos “detalles técnicos” para quedar vigente, lo que ocurriría -según él- esta semana.
En general, el piedemonte se encuentra dentro de la llamada unidad ambiental cinco del Código yerbabuenense. Esa zona -de acuerdo al digesto- es considerada la madre de todas las unidades ambientales, porque debe preservar el ecosistema de la ciudad. El director de Medio Ambiente municipal, Hernán Macedo, reafirma que el espíritu de esta iniciativa es, justamente, cuidar ese cerro. O, al menos, esa es su óptica. “Hay muchos proyectos inmobiliarios dando vueltas. Antes de que avancen, preferimos hacer partícipes a los profesionales, para tener un panorama más claro”, concluye.
Juntos, hagamos nuestro futuro
Sergio Saksonoff - Arquitecto vecino de El Corte
En el mundo existen muchas ciudades que avanzaron sobre sus montañas. Esto no reviste problemas, si se logra un equilibrio con el medio ambiente. Es decir, si se ocupa el territorio de un modo responsable. Por eso, considero que tendrían que suspenderse los emprendimientos que consiguieron aprobaciones irregulares, para estudiarlos en profundidad.
La normativa actual posee virtudes sobre cómo tratar el pedemonte, pero se encuentra vacua al momento de moderar los grandes emprendimientos. Creo que habría que conformar un equipo interdisciplinario, conformado por urbanistas, geólogos, biólogos, ingenieros hidráulicos y empresarios inmobiliarios, entre otros, para diseñar nuestro futuro urbano.
¿Hasta dónde avanzar?
Teresita Lomáscolo - Directora de la Red Bosque Modelo, Tucumán
El problema es claro. El cambio de cobertura en el suelo trae consecuencias en cuanto a la cantidad de agua que es absorbida por la vegetación cuando llueve, pues, cada vez es menos. No existe una receta mágica que limite hasta dónde es sensato urbanizar, montaña adentro. Pero sí abundan variables que deben ser consideradas al realizar una evaluación de impacto ambiental.
También es muy significativo que, si se trata de emprendimientos inmobiliarios, en el diseño de los mismos se tenga en cuenta la importancia de mantener sectores con cobertura boscosa, para que el impacto de la transformación del suelo sea mitigado. Por último, hay que recordar que, en el caso de los countries, los efectos sobrepasan los límites de los mismos, y se extienden a toda el área de influencia.
Para desolación, tenemos de sobra
Por Soledad Nucci, LA GACETA
Antes de seguir leyendo esta columna, entrá a Google Earth y ubicá una imagen aérea del pedemonte de Yerba Buena. Probablemente te quedes estupefacto. El desmonte hiere los ojos. Ahora, podés continuar: ¿te acordás de la madrugada del sábado 7 de marzo, cuando en Tucumán cayó un diluvio de esos que los climatólogos ponen en un estante? Esa vez,
en el río Muerto, a la altura de El Corte, el agua arrastró los muros de hormigón que habían sido construidos una década atrás. Nueve meses han pasado. Y todavía hoy, las murallas siguen acostadas en el cauce. Jamás las han quitado. Mucho menos, cimentado.
Las escenas de desolación se suceden, también, en La Rinconada, otro paraje piedemontano. Ahí, hay un puente que nunca recuperó su firmeza -el que está frente al country Los Azahares- y una avenida que ha quedado al filo del abismo -la Lorenzo Domínguez-, pues el agua mordió como bestia los bordes del canal que corre paralelo a esa autovía.
Y ni hablar de los canales Yerba Buena o Sur. Los gobernantes se jactan de haber recuperado la capacidad conductiva de las aguas, tras los daños, pero no reconstruyeron las paredes laterales porque -se sinceraron- no hay plata.
Mientras tanto, las tierras peladas de árboles siguen apareciendo. Basta con recorrer las partes bajas del monte para toparse con kilómetros de cercos, donde otrora había kilómetros de bosques. U observar una foto en Google Earth, como la del encabezado. Se estima que en esta comarca se erigieron más de 150 urbanizaciones especiales, entre countries y barrios cerrados. Parte de esos loteos fueron autorizados por el ex intendente Daniel Toledo en las faldas del cerro San Javier.
Qué cosas raras hacen aquí los políticos, ¿no? Esa zona es considerada la madre de todas las unidades ambientales, porque debe preservar el ecosistema de la región. Pero son demasiados los intereses particulares. Y ningún gobernante ha demostrado preocupación para que el interés económico no prevalezca sobre el bien común.
En marzo pasado, durante aquellas lluvias épicas, los especialistas consultados les apuntaron a cuatro causas centrales de las inundaciones: las urbanizaciones en zonas inadecuadas, la extracción de áridos, la deforestación y la falta de infraestructura pluvial. Se vienen las tormentas, otra vez. Ojalá que la naturaleza nos perdone el maltrato. Para desolación, ya tenemos bastante.
Los bosques nativos VS los invasores
El barrio El Tipal II, situado en los bosques de El Corte, ha sido deforestado tiempo atrás, para abrir senderos y para preparar las tierras donde irán las casas. Esa poda fue avalada, en su momento, por la Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos de la provincia. ¿La razón? Ese paraje no se encuentra protegido, en su totalidad, por la Ley 26.331 de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos. Así lo explicaba, unos meses atrás, Juan Manuel Villa, el responsable de la repartición provincial.
"En Las Yungas tucumanas se desarrollan especies invasoras, como el Siempreverde. Este árbol cumple con una función ambiental de sostenimiento de la ladera. Pero desde el punto de vista legal, no está cubierto. Se trata de una planta extraña", indicaba, en una nota con este diario, inédita.
Siguiendo con ese razonamiento, entre finales de 2012 y principios de 2013, se habilitó ahí la extracción únicamente de las especies exóticas. En total, El Tipal I y El Tipal II suman unas 12 hectáreas. En esa extensión, crecen unas tres o cuatro hectáreas de bosques nativos, que aún se conservan. El resto del bosque existente es de rebrote, y estaba ocupado en un 80 % por siempreverdes.