En el medio del dolor y el quebranto, la voz de María Chara se hace firme. Es cuando la eleva para reclamar: “si hay algo para destacar en todo esto es la irresponsabilidad de los gobernantes. ¿Cómo no va a haber una señalización? ¿Cómo nadie sale a cortar la calle? Todo el mundo sabe que caen dos gotas y eso se inunda, se convierte en un río”. Luego, el tono de María se hace más bajo, más frágil. “Esto es como una película -dice, como para sí-. No terminamos de caer en lo que nos está pasando”.

Chara es sobrina de Hipólito Antonio Brozoski, el santacruceño de 57 años que murió ahogado el viernes a la noche, cuando su camioneta fue arrastrada por el agua de tormenta acumulada bajo el puente del Central Córdoba, en 24 de Septiembre al 1.200. Sus restos fueron velados ayer en una sala de Famaillá, de donde es oriunda su familia política. Brozoski estaba desde el jueves en Tucumán. Había venido para participar del casamiento de Santiago, uno de sus tres hijos. Sin embargo, dos días antes de la ceremonia (que estaba prevista para hoy) se encontró trágicamente con la muerte.

“Lo primero que supimos fue que estaba desaparecido, que se lo había llevado el agua”, recuerda Chara de esa noche fatídica. Los testigos de la escena y los rescatistas aportarían el resto de la información: ante el torrencial diluvio, Brozoski -que no conocía la zona- intentó guarecerse debajo del puente. En el lugar, el agua alcanzó los 2,20 metros de altura. Ni la víctima ni las otras dos ocupantes del vehículo (su hija Marilín y otra pariente) pudieron reaccionar a tiempo, y el auto fue engullido por la correntada. El transeúnte Eduardo Said Ale se arrojó desde el puente, abrió una de las puertas traseras y salvó a las dos mujeres. También logró alcanzar al conductor y hacer que se aferrara a su cuello. “Pero como no podía respirar y me ahogaba tuve que soltarlo. Después ya no pude encontrarlo”, contó. El cuerpo ya sin vida de Brozoski, que había sido arrastrado hacia una boca de desagüe, fue hallado poco más tarde.

Bronca y enojo

Chara es muy clara para expresar el sentir general de la familia: hay dolor, por supuesto, pero antes que eso sienten bronca. “Muchísima bronca -enfatiza-. Esto no fue un accidente, era algo que se podía evitar. No pueden decirnos que sucedió porque mi tío era de Santa Cruz y entonces desconocía lo que ocurre siempre en ese lugar. Lo cierto es que le podría haber pasado a cualquiera. De hecho tengo conocidos que se salvaron de suerte porque estaban a punto de pasar por esa misma calle pero, por determinada cuestión, tuvieron que desviarse antes. Ahora somos nosotros los que debemos atravesar esta situación, que es muy fuerte, pero le podría tocar a cualquiera”.

“Estamos muy enojados con la situación, es algo que no nos cabe en la cabeza -vuelve a lamentarse la mujer-. Y no es que echamos la culpa (al Gobierno) por echarle la culpa: todo el mundo sabe que cuando caen dos gotas de agua esa zona se convierte en un río. Hace décadas que es así. No digo entonces que hagan una reconstrucción total del área, aunque deberían hacerla, pero mínimamente podrían haber puesto una cinta roja para que nadie pasara por ahí o mandar a alguien de Defensa Civil para que unas cuadras antes indicara que los autos tenían que desviarse. Con esas solas medidas podrían haber evitado lo que ocurrió y no destruir a una familia, como está destruida ahora la mía”.

PUNTO DE VISTA
Raúl Torres Zuccardi
Ideas para escurrir el agua bajo el puente del Central Córdoba

Después de lo que pasó el viernes a la noche, me refiero a la trágica muerte de un hombre que murió ahogado bajo el puente del Central Córdoba, me puse a pensar que se necesita con urgencia dos obras de diferentes dimensiones. Por un lado, sería útil captar el escurrimiento superficial del agua antes de que ingrese a las rampas que llevan a la hondonada que está debajo del puente, con el sistema de captación que consideren más adecuado. De esta forma, el caudal sería menor. Y como en toda precipitación intensa siempre queda agua que no es captada, la segunda propuesta sería instalar en la parte más baja una planta de bombeo que trabaje cuando el agua llegue a cierto nivel, y que luego se derive. Este sistema funciona en muchas ciudades modernas del mundo, que están llenas de canalizaciones y que no se inundan. No nos vayamos tan lejos: la avenida Cabildo de Buenos Aires, que tiene un enorme paso bajo nivel, de unas dos o tres cuadras, no se llena de agua. Nuestra tecnología y nuestros conocimientos no están imposibilitados de hacer esta obra.

Creo que lo que pasó es una especie de descuido, de no interesarse por solucionar el problema en serio. Lamentablemente, ahora ya hubo una víctima fatal.

Por otra parte, a la falta de obras decisivas, hay que sumarle que no hay un sistema de advertencia. No me refiero a un simple cartelito que indique el peligro: debería haber un sistema que se active automáticamente con una función sonora y visual, como las barreras del ferrocarril. Eso se puede hacer perfectamente con sólo un sistema de automatización, que tenga un sensor que advierta cuando la hondonada se está llenando. La gente -y mucho menos una persona de afuera de la provincia-, no tiene por qué saber que debajo de un puente corre peligro.

EL TIEMPO
Menos nubes y más calor desde hoy

A partir de hoy las condiciones climáticas comenzarían a mejorar paulatinamente, según informó Darío Ovejero, del Laboratorio Climatológico Sudamericano. “Se prevé que la nubosidad se vaya dispersando y que ascienda la temperatura. Esto se mantendrá hasta el miércoles, con una máxima que llegaría hasta los 35°. La noche del miércoles volverían las lluvias y el descenso del calor”, describió el profesional.

EVACUADOS
Una familia, en el albergue municipal

En San Miguel de Tucumán sólo una familia tuvo que ser evacuada al albergue municipal que está bajo las tribunas del autódromo. Se trata de César Ponce, su mujer Amira, y sus seis hijos, que viven en Uruguay 1.150. Por el fuerte viento y el agua, el techo de la vivienda se desmoronó el viernes. Walter Berarducci, secretario de Gobierno Municipal, indicó que seguirán en el albergue hasta que los reubiquen o les arreglen la casa.