Este año se cumplió un siglo de la muerte de Jules Huret, un destacado periodista francés de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Interesa recordarlo por su vinculación con Tucumán. En efecto, en su libro de viajes “De Buenos Aires al Gran Chaco”, dedicó reveladoras páginas a nuestra ciudad, que visitó en 1910. La traducción castellana, obra de Enrique Gómez Carrillo, fue todo un “best seller” de su tiempo.
Varias veces hemos transcripto párrafos tucumanos de Huret en estas columnas: sus descripciones de las casas, de la plaza Independencia, de las costumbres provincianas, de la belleza de las mujeres, tienen sabor de testimonio muy ágil y muy atractivo de tiempos del Centenario de Mayo.
Había nacido en Boulogne-sur-Mer en 1863 y murió en París el 14 de febrero de 1915. Empezó su carrera fundando una pequeña revista, en 1881, y adquirió notable fama como entrevistador en “L’Echo de Paris”, en 1890-91. Al año siguiente pasó a “Le Figaro”, donde creció su prestigio, sobre todo como cronista viajero.
A su muerte, “El Orden” de Tucumán le dedicó una larga nota necrológica. Lo llamó “diarista de primera fila: un espíritu investigador, analista, claro y a la vez imparcial”. Recordaba que cuando estuvo entre nosotros “era aún joven y robusto”, pero quienes lo trataron entonces “advirtieron los síntomas del terrible mal que habría de llevarlo al sepulcro”.
Opinaba “El Orden” que las páginas de Huret sobre la Argentina, ”de gran variedad y mucho colorido, quedarán y serán muy apreciadas, más aún con el paso del tiempo que ahora mismo, pues constituirán un documento del pasado”. El articulista no se equivocaba.