Desde un puente de la ruta 321 se podía ver cómo el pueblo Manuel García Fernández estaba anegado en toda su extensión por la crecida del río Lules. Una postal era desoladora: algunos vecinos compartían sus patios con aquellos que no tenían ni un espacio seco, otros trataban de sacar de sus casas -sin éxito- el agua y el lodo, había niños llorando y mujeres que exigían a los gritos que las autoridades se acerquen para que constaten las pérdidas.

“Sólo queremos agua mineral y que nos ayuden a sacar el barro de nuestras casas. Ni una botella nos acercaron. El comisionado rural (Raúl Córdoba) sólo se pasea en su 4x4 y no vino a auxiliarnos. Tampoco llegó Defensa Civil. Muchos vecinos amanecieron sobre la ruta porque no tenían dónde dormir”, se quejó Miguel Ángel Sueldo. En la casa de este vecino el agua ingresó como a las 2 de la mañana y hasta el mediodía de ayer seguía anegada la vivienda. Lo mismo le sucedió a Miguel Rivas, que vive solo en su casa de García Fernández. Su hija, que llegó desde San Miguel de Tucumán a auxiliarlo, comentó que su padre ya se inundó unas cinco veces y nadie da una solución permanente. “Mandaron una máquina con una bomba para sacar agua, pero se rompió a las horas”, agregó Rivas.

El comisionado Córdoba, por su parte, indicó que sí estuvieron auxiliando a la gente. “Estamos trabajando desde el lunes, cuando se inundó por primera vez el pueblo. Además asistimos a unas 51 personas evacuadas del pueblo de Sayago, que pertenece a San Pablo. Por otra parte, no repartimos botellas de agua porque el suministro de agua potable de García Fernández no fue cortado”, describió Córdoba.