“Sucio y desprolijo”, “Pantalla del nuevo mundo”, “El hombre suburbano”, “Desconfío de la vida”, “Adónde está la libertad”, “Susy Cadillac”, “Ruedas de metal”, “Sube a mi voiture” y “Fiesta cervezal”, son algunos de los temas que distintas generaciones han hecho suyos. Y ese es su legado. Hace 10 años desaparecía uno de los grandes de la música argentina: Pappo, el artista que era capaz de pelearse con los policías en algún recital, pero también con los artistas pop y los dj’s, a quienes no valoraba.

Guitarrista, cantante y compositor, Norberto Aníbal Napolitano, más conocido como Pappo y apodado “El Carpo”, fue el creador de las bandas Pappo’s Blues y Riff, e integrante de grupos emblemáticos, como Los Gatos, Los Abuelos de la Nada o La Pesada del Rock and Roll. Llegó a tocar con músicos de la envergadura de John Bonham, Lemmy Kilmister y el legendario B. B. King. Había nacido el 10 de marzo de 1950 y falleció en un accidente con su moto el 25 de febrero de 2005.

Sin ser un prestidigitador del instrumento de las seis cuerdas, Pappo supo darles el tempo y la velocidad adecuada a sus interpretaciones. Así, el incipiente público del rock duro y del rythm & blues empezó a prestarle atención a ese muchacho de pelo enrulado, voz ronca y aspecto “sucio y desprolijo”.

Junto a dos figuras emergentes del rock, David Lebón y Black Amaya, ideó a principios de los 70 Pappo’s Blues, la primera banda en la que pudo advertirse su sello distintivo.

Hace una década, cerca de Luján, en la provincia de Buenos Aires, la muerte lo cruzó en la ruta. Dos años antes de aquel hecho, le habían hecho una entrevista para la revista “Quién te vio”, y le preguntaron si alguna vez había estado cerca de la muerte. Respondió: “cuando venía para acá estaba pensando en eso. Hace poco se murió un amigo en La Plata porque lo pisó una bicicleta… ¡una bicicleta! Se dio un mal golpe y se murió. Así que es muy relativo el tema de la muerte. El otro día me caí de la moto en el autódromo a 160 km por hora y no me hice nada. El rock y la velocidad son cosas peligrosas, pero ya lo tengo asumido y soy consciente de eso”, explicó, quizás a modo de una premonición.

Para otro país
Pappo fue un claro exponente del rock urbano. De apariencia tosca y viril, no dudaba en decir lo que pensaba tal como lo pensaba: de manera concisa y con lenguaje coloquial.

Durante su carrera no dudó en exponer su simpatía por la movida rockera de Inglaterra y de Estados Unidos, países que visitó y donde se nutrió de puro blues y rock.

“Yo siempre dije que tendría que haber nacido en Estados Unidos, porque la clase de música que yo hacía en el 69 con Pappo’s Blues era para otro país. Adaptarlo fue un sacrificio bastante denso, porque era música que no existía en la Argentina. Si me hubiera gustado otro tipo de música, como el tango, el jazz o el folclore, que era lo que se escuchaba acá, mi carrera hubiera surgido más rápido. Pero después de que salió el primer disco me di cuenta de que yo había revolucionado el mercado con Pappo’s Blues I”, declaró a una revista en 1993, cuando se le interrogaba sobre sus orígenes musicales.

Homenaje
Juanse, el ex líder de los Ratones Paranoicos y uno de sus amigos, decidió rendirle un homenaje cuidado, respetuoso, con gusto a mucho rock. Lo hizo con el disco “Pappo x Juanse”. La obra es una relectura de clásicos de Pappo’s Blues, una versión de “Una casa con 10 pinos” (un tema de Manal que Pappo adoraba) y el inoxidable “Ruta 66”, de Bobby Troup.