En Asunción solo faltó Sergio Lapegüe para conducir el “prende y apaga” que dejó dos veces en penumbras el estadio de Libertad, y que por poco pasa el partido a cuarto intermedio. Por fortuna para River, la corriente volvió y se hizo la luz, justo cuando se las veías negras en serio. En efecto, antes el primer apagón, estaba todo mal: su superioridad había quedado en la nada por culpa de su mira torcida y de un balazo que el ex Atlético Claudio Vargas disparó desde casi 30 metros, no tan esquinado pero lo suficiente para sorprender a un Barovero que reaccionó cuando el daño ya era irreparable.

Para colmo, cuando empezaba el segundo tiempo, Pezzella atajó un remate adentro del área y dejó a River al borde del 0-2. Al final, el apagón sería providencial: Rodrigo López le erró al arco y sepultó las chances de Libertad. Al instante, al “millo” se le prendió la lamparita y llegó al empate gracias al esfuerzo de Ramiro Funes Mori, que se estiró hasta salvar una pelota que cualquiera hubiera dado por perdida, y le dejó la definición a Carlos Sánchez, que ya había tenido una, pero esta vez la mandó adentro. Del resto se encargaron los “pibes”: primero Sebastián Driusi y después Giovanni Simeone, con dos buenas definiciones, para dejar la llave casi definida, y estirar el invicto a 25 partidos.