El aumento de casos de obesidad infanto juvenil es un tema candente en nuestro país. No es para menos. Los resultados de la Encuesta Mundial de Salud Escolar (EMSE) que se realizó en 2013 -entre adolescentes de 13 a 15 años- demostró que en los últimos cinco años el sobrepeso en este grupo etario aumentó de 24,5 a 28,6 y la obesidad de 4,4 a 5,9. Y que Argentina presenta el mayor porcentaje de obesidad infantil, en menores de 5 años, en América Latina: un 7,3%.

“Este problema es una bola de nieve a la que debemos ponerle freno. Pero no es algo que competa sólo a médicos. Hacen falta políticas de Estado para bajar a todas las áreas de la sociedad, como lo hicieron los gobiernos centrales de EE.UU y México. Cuando Presidencia de la Nación de nuestro país tome la decisión política de llevar a cabo una sostenida campaña de lucha contra la obesidad infantil, empezaremos a ver los cambios”, vaticinó el doctor Francisco D’Onofrio, a cargo del Programa Provincial de Lucha contra la Obesidad.

Falta decisión política

Los parches no sirven porque la obesidad excede a la salud. Se tienen que comprometer todos los estamentos políticos, desde el gobierno central para abajo. Mientras eso no ocurra nada cambiará, advirtieron por su parte las especialistas y profesoras de la Universidad del Salvador, doctoras Mabel Ferraro y Susana Barbeito. La primera es jefa del servicio de Nutrición y Diabetes del hospital pediátrico Pedro de Elizalde, de Buenos Aires, y la segunda, médica del servicio. Vinieron a Tucumán a capacitar a pediatras, licenciados en nutrición, médicos generalistas y enfermeras del Siprosa sobre “Obesidad infanto juvenil y obesidad mórbida”, ya que en el Hospital Nicolás Avellaneda funcionará la Unidad de Prevención y Tratamiento de la Obesidad Infanto Juvenil Mórbida. En el Centro de Salud funciona la unidad para adultos.

Afecta a los chicos

“En nuestro país tenemos obesidad en todas las clases sociales. Desde hace unos 20 años es la patología nutricional más prevalente. Y la ola de obesidad va aumentando en adultos y fundamentalmente en los niños, a edades cada vez más temprana”, comentó con preocupación la doctora Ferraro en su charla con LA GACETA.

“La raíz del problema -aclaró- es multifactorial y no sólo médico. Pero a los médicos nos corresponde iniciar el control desde la gestación, para conocer los determinantes que van haciendo que una mamá pueda favorecer a largo plazo la obesidad en su hijo o la tendencia a sufrirla. Hay que insistir que la lactancia materna debe ser exclusiva hasta los seis meses, y extenderla hasta los dos años y medio de vida, acompañando el inicio de la alimentación sólida y con los nutrientes necesarios en forma progresiva. “La incorporación de los buenos hábitos alimentarios en la familia, en la escuela y en toda la sociedad están estrechamente ligados a las políticas gubernamentales...”, insistió.

La doctora Barbeito fue taxativa: “el tratamiento de la obesidad -aseveró- es la prevención, no queda otra”. Comentó que detrás de un niño obeso hay un familiar cercano con el mismo problema, o familias de obesos. “Hay que educar al a población porque no existen fármacos para solucionar la obesidad infantil. Sólo controlamos las comorbilidades asociadas con la obesidad: HTA, diabetes y cardiopatías infantiles”, alertó.

Los tres médicos remarcaron que falta una ley de lucha contra la obesidad -similar a la antitabáquica-, que exija en escuelas el funcionamiento de quioscos con alimentos 100% saludables y sin gaseosas.