Lleva años peleando contra el alcohol. Es un adicto que pasó temporadas en clínicas de rehabilitación. Se levanta y vuelve a caer. Paul Gascoigne volvió a mostrar su cara más humana y esta semana fue tapa de los principales medios de Inglaterra luego de ser desalojado de su departamento, en el barrio de Sandbanks, a 180 kilómetros de Londres.

A los 47 años, "Gazza" parece un anciano, arruinado física y psicológicamente por la peligrosa mezcla de alcohol y drogas. Despojado de su familia y sus amigos, hace una década que dejó de salir en las secciones de deportes con los brazos en alto. Ahora cierra los puños por la impotencia de las esposas, reiteradas compañeras de sus muñecas. 


Con una botella de gin en su mano, el símbolo del fútbol inglés de los años 90, debió dejar su casa escoltado por la policía. Sus vecinos lo habían denunciado por ruidos molestos, según publicó Dailymail.co.uk. Los paparazzis sacaron lo peor de él y lo retrataron arruinado. 


Las adicciones parecen haberlo derrotado. En 2011 confesó en una entrevista que pasó cuatro meses sin tomar agua ya que sólo consumía botellas de whisky y cocaína. Se sentía recuperado. Un puñado de futbolistas famosos se hicieron cargo de su tratamiento. Pero volvió a mostrar su humanidad al ser descubierto tirado en la calle después de discutir y tomar del cuello a un policía.


"Gazza", el máximo ídolo contemporáneo de los ingleses amantes del fútbol, se derrumba semana a semana. Ya nada parece poder detener su irremediable caída.