El áspero defensor Sergio Ramos no dejó pasar la chance de sacarse la bronca por la eliminación de España y, a minutos del final del partido ante Chile, dejó innecesariamente levantada su pierna derecha a riesgo de lesionar a un rival. Fue después de un despeje en el que aprovechó para pegarle un planchazo a Eduardo Vargas, autor del primer gol que mandó a los españoles a armar las valijas. Como el árbitro no advirtió la "raspadita", el jugador de Real Madrid pudo completar el partido.