Una mezcla extraña da como resultado “Love punch”: es una película definitivamente inglesa, tanto por sus protagonistas, Emma Thompson y Pierce Brosnan, como por su director, Joel Hopkins, pero con producción francesa. De este modo, se cubre la necesidad de asegurar dos nombres con gancho para el público, que se desplazan en el paisaje de la riviera gala.
El ex 007 encarna a Richard, cuya vida apacible en lo afectivo y sólida en lo económico desbarranca velozmente. Kate (la siempre talentosa Thompson) lo abandona en malos términos y se quedó con la custodia de los hijos. Las rupturas no son sólo emocionales: un hábil y corrupto financista se quedó con los bienes materiales de la pareja deshecha, que ahora está en la ruina y, de pronto, deberán tratar de resolver su futuro y asegurar el de sus descendientes.
Como es previsible, la venganza contra el ladrón de guante blanco es el eje de la reunión entre los ex esposos: Richard logra el apoyo de Kate para volver a presentarse juntos en sociedad y recuperar lo que era suyo a través de un collar comprado con sus ahorros robados. La química en la pantalla es casi inmediata, aunque más que por las virtudes de Hopkins (fue el responsable también del guión), se debería a la eficiencia actoral del dúo protagónico, quienes tienen sobre sus espaldas sobrada experiencia para impulsar historias como la que ofrecen esta vez. El director y Thompson se conocen desde 2008, cuando compartieron “La última oportunidad”, cada uno en su rol.