En 1948, se puso en marcha el proyecto para construir un Instituto Azucarero que, dependiente de la UNT, contribuiría a cumplir el anhelo que llevó a Juan B. Terán a fundar nuestra Casa: “hacer una Universidad regional que esté vinculada con la agricultura e industria de la zona y contribuya por medio del estudio e investigación a levantar el nivel intelectual y material de sus habitantes”. 

El Instituto contaba para 1948 con un conjunto de técnicos especializados de reconocida capacidad científica y muchos años de experiencia en los problemas azucareros del país y se buscaba ampliar la dotación de personal, además de proveerles espacios de trabajo aptos, para lo que se puso en marcha la construcción de una Estación Experimental. 

El personal científico del Instituto, además de trabajar en la investigación industrial, debía formar la Escuela Azucarera anexa a este establecimiento, que tenía la misión de formar jóvenes en condiciones óptimas para actuar en las plantas azucareras del país y del extranjero, acrecentando la potencia económica de esta industria.