Pablo Nuñez recorrió los poco más de 10 kilómetros que separan su casa de Bella Vista con El Ceibal, el puesto que eligió para ubicarse y apasionarse con el paso de los competidores, por la ruta nacional 38. Lo hizo con su autocross rojo, con motor de un Renault 12, y junto con Juan Pablo Montoya, un amigo. El intenso calor de la siesta del interior tucumano, más la temperatura del vehículo, les había hecho emular un trayecto de la competencia oficial, momento que lograron sobrepasaron por el fervor al automovilismo. Pablo demostró luego esa devoción cada vez que las luces de las motos, autos y camiones señalaron su presencia a la orilla de la carretera, a la par de su máquina roja.

“Somos una familia fierrera. Mi hermana compite, al igual que yo”, dijo el joven, de 18 años, que participa en los torneos locales de autocross, categoría 1.400. Pablo pegó en su rodado un cartel en el que estaba escrito “Bienvenido Robby Gordon”, para expresar el fanatismo por el piloto norteamericano, que corre con un Hummer y ayer hizo podio en la etapa.

Al igual que Pablo, cientos de tucumanos llevaron sus ganas y hasta sus historias personales a la ruta 38, en el trayecto desde Acheral hasta San Miguel de Tucumán. Durante toda la tarde, se formaron alrededor de 15 puestos donde se instalaron las familias: hombres, mujeres y muchos niños. Realizaron hasta picnics, aprovechando el espectáculo. “Vinimos para que mi hijo vea por primera vez las motos, los autos y los camiones. Somos de Acheral y disfrutamos que el rally pasa por el pueblo. Nos quedaremos toda la tarde y por la noche intentaremos ir al Hipódromo”, dijo Mario González, de 42 años, quien permanecía junto con Matías, de 10 años, en el puesto en la intersección de las rutas 307 y 38 vieja.

Desde Acheral y hasta el arribo la capital provincial, se diseñó el último tramo (no competitivo) del traslado de la quinta jornada, con duración de entre 25 y 30 minutos.

Sorpresas
El Dakar generó expectativas en diferentes ámbitos; llevó beneficios a sectores económicos privados y también a actividades informales.

Al llegar a la capital, algunos equipos de asistencia decidieron lavar los imponentes camiones en los lavaderos informales que trabajan en la avenida Papa Francisco, ex Wenceslao Posse, antes de llegar al vivac.

Los conductores se bajaron, tuvieron contacto con chicos y jovenes y luego pagaron el servicio. Se toparon así con la realidad tucumana.