Dan ganas de acariciar las mayólicas, porque los ojos se cierran y se disparan mil recuerdos. Es el zaguán de Casa Coupage y desde allí, protegido por los vitrales multicolores, se adivina un patio oxigenado por el verde. Como en aquellas casa-chorizo de los abuelos. Aguarda un recorrido por la cocina argentina moderna y una selección de vinos nacionales. El menú de seis pasos, con el correspondiente maridaje, se propone irresistible.

“El vino es el alma de la casa”, apunta Santiago Mymicopulo. Sommelier y dedicado anfitrión, es el encargado de guiar a los visitantes por la ruta de los sabores. “Es una experiencia sensorial”, anticipa.

Inés Mendieta es la otra propietaria de la casa. Ambos deambularon por España, Costa Rica y Nicaragua antes de echar anclas en Palermo (Soler al 5.500). Acondicionaron la propiedad por medio de ambientes intimistas, con predominio de maderas y paredes en banco y beige. La cocina al fondo, macetas por doquier en el patio y una escalera... sí, como las de antes. Hay apenas nueve mesas distribuidas en dos salones.

Tras el aperitivo (Montesco Verdes Cobardes, un Sauvignon Blanc-Semillón-Viognier-Chardonnay 2013), el primer plato es sopa fría de arvejas, tempura de vegetales, gel de naranja y hongos. Exquisita la combinación con el citrus. Sigue tartar de ciervo, yema en soja, arándanos y aire de rábano picante. Santiago sube la apuesta y dispone maridar el plato con dos vinos a la vez. En este caso, Humberto Canale Old Vineyard Riesling 2012 y Durigutti Moscatel 2013.

En la cava de la casa conviven vinos cuyanos y salteños. “Una de las misiones del sommelier es encontrar el mejor vino en la relación precio-calidad”, destaca Santiago.

Desde otras mesas se escuchan diálogos en inglés, en portugués y en algún idioma oriental que podría ser tailandés. El servicio se brinda de miércoles a domingo, por la noche y sólo con reservas (www.casacoupage.com).

El paladar está listo para el próximo paso: pato, presa y magret, salsa de tamarindo; mango y maní, arroz aromático. Hay tres etiquetas a disposición para acompañar esta creación del chef Pablo Bolzan: Augusto P, Malbec-Cabernet Sauvignon-Bonarda 2011; El Joven Equilibrista Malbec 2012 (un vino “estrella” del que mucho se habla) y Celador Malbec 2009. Antes del postre, una degustación de quesos argentinos maridados con un Domaine Bousquet Malbec Tardío 2009.

Entre las actividades figura un Club de Catadores de Vinos y Maridajes. Un martes por mes se organiza una degustación “comparativa a ciegas” de cuatro etiquetas argentinas, maridadas con las innovaciones del chef. Participan grupos de hasta 18 asistentes, quienes reciben conceptos teóricos, brindados por los sommeliers de la casa.

Finalmente, la despedida dulce: sorbet de Campari y naranja, gominolas de Amargo Obrero y consomé de frutas; acompañados por un Amalaya Dulce Natural, Torrontés-Riesling 2013. Tras el postre se impone una última mirada al patio y la salida hacia las calles siempre acogedoras del porteñísimo Palermo.