El fuego no se apagó con mayor rapidez porque no hubo organización entre los bomberos y porque la dimensión del incendio superó la capacidad de respuesta de los distintos cuarteles. Esa fue la mirada de dos especialistas en la materia: Carlos Cambera, que dirigió a los Bomberos Voluntarios de Tafí Viejo hasta 2010, y Juan Bertolini, actual jefe de los Bomberos Voluntarios de Lules.

En el caso de Cambera, que se desempeñó como bombero durante 32 años, no estuvo en 24 de Septiembre al 600 la noche del jueves. Sin embargo, observó desde su casa las imágenes que transmitían la televisión y los sitios de internet. "Veo muy desorganizado el tema, para mí no hay un problema de plata sino de organización y preparación. No falta dinero, falta que se lo gaste como corresponde", opinó.

El último gran incendio del que participó Cambera como bombero fue el ocurrido en la sucursal de Telecom ubicada en la peatonal Muñecas, hace cuatro años. "Esa vez llegué y pedí que se retiren todos, y dominamos el fuego en dos horas", recordó. Según el bombero retirado, no hubo grandes avances en cuanto a equipamiento ni capacitación desde que aquella vez. "No hay autobombas de última generación en la provincia y el problema más grave es que no tienen equipamiento para alturas", observó.

Organización
Cambera sugirió la creación de un sistema de comando unificado de bomberos. "El Gobierno, que es quien pone la plata, debería homologar los sistemas de lucha contra incendios para que puedan trabajar en forma conjunta los voluntarios de las distintas localidades con los de la Policía", consideró.

También se refirió a la organización de los recursos materiales. "No es cuestión de que le saquemos toda el agua al 'Carrefour' o al edificio de al lado", señaló el ex bombero. "Esto se soluciona con un procedimiento operativo normalizado que diga cómo se va a vestir el bombero, como serán los equipos y que controle la inversión que se hace".

Respecto al incendio del jueves, Cambera destacó que "no había una unidad de altura" y que las mangueras no estaban en buen estado. "Una manguera se arrastra y se pincha todo el tiempo, pero hay que tener unas bandas que se colocan para evitar que sigan perdiendo agua", indicó.

Pudo ser peor
Los bomberos voluntarios de Lules llegaron recién a la medianoche a 24 de Septiembre al 600 porque antes debieron sofocar otro incendio. "Es mentira que a esa hora el fuego estaba controlado, sólo estaba controlado el frente", dijo el jefe de ese cuartel. En ese sentido, Bertolini explicó: "la parte más comprometida a esa hora era la que da para Buenos Aires. Nosotros trabajamos ahí y fueron más de dos horas ininterrumpidas de arrojar agua. Eso impidió que el fuego pase hacia otros locales porque si se prendía uno más que diese hacia la Buenos Aires, se incendiaba toda la cuadra".

Bertolini mencionó que se abastecieron todo el tiempo de la boca hidrante instalada en la esquina de 24 de Septiembre y Buenos Aires. "No es que nos quedamos sin agua, sino que el incendio superó la capacidad de respuesta de varios cuarteles porque era muy grande", afirmó. Y resaltó que su equipo, junto a los voluntarios de Alderetes, trabajó hasta pasadas las 2 de la madrugada. "A esa hora -agregó- recién se pudo controlar".

En coincidencia con Cambera, el bombero de Lules opinó: "creo que está faltando organización porque con dos autobombas pesadas este incendio se tendría que haber apagado. Lo que pasa es que la capital opera de una manera y los del interior de otra. Si nos organizáramos y ajustáramos pequeños detalles de trabajo se aceitaría la tarea", sugirió.