BUENOS AIRES.- El candidato del Frente Renovador e intendente de Tigre, Sergio Massa, amplió ayer la diferencia que obtuvo sobre Martín Insaurralde -intendente de Lomas de Zamora- en las elecciones internas (PASO) del 11 de agosto pasado y se impuso por 12 puntos porcentuales. Esto significa que sacó un millón de votos más que el kirchnerista.

De esta manera, Massa se convirtió en el gran ganador de la jornada electoral 2013 y reforzó su proyección presidencial, hacia 2015, donde intentará ganar el sillón que hoy ocupa Cristina Fernández, su ex socia política.

Cabe recordar que Massa, peronista y ex jefe de Gabinete de la Presidenta, se impuso en las primarias con el 34,95% sobre el 29,60% obtenido por su rival kirchnerista. La diferencia en agosto había sido de cinco puntos.

Algunos analistas políticos calificaron como "una epopeya histórica" el resultado de ayer.

Es que el resultado es contundente, como también es contundente la respuesta de la gente.

¿Por qué? Porque en un lapso de 120 días, Massa y su grupo político dieron varios pasos trascendentales. Primero, separarse del kirchnerismo, pese a todas las presiones políticas que enfrentó y, segundo, ganarle en la provincia de Buenos Aires a todo el aparato político que los Gobiernos nacional y provincial pusieron en marcha para estos comicios.

El "tigrense" derrotó al "lomense" en la denominada "madre de todas las batallas". Es que la provincia de Buenos Aires es el distrito de mayor peso electoral, político y económico de la Argentina, por lo que el resultado de la votación era el guarismo más esperado de la jornada cívica.

Tres pretensiones

¿En qué sustentó Massa su campaña política? En todo momento buscó diferenciarse del kirchnerismo sobre la base de pedir "más republicanismo en la Argentina; respetar al otro, piense como piense, y buscar la unidad a través del diálogo y sin prejuicios".

Tres conceptos, tres días, tres pretensiones que, en estos 30 años de democracia ininterrumpida, ya deberían estar encarnados en la práctica política de todos los partidos en carrera.

Pero los hechos demuestran, y el resultado de esta elección lo confirman, que la ciudadanía votó reclamando algo distinto para los dos años que aún quedan de kirchnerismo en el poder.

Los números de esta elección definen la nueva integración del Congreso Nacional a partir del 10 de diciembre y brindan un pantallazo de cómo quedarán ubicados los distintos sectores del oficialismo y de la oposición para las elecciones de 2015. Así, se conforma el nuevo mapa del poder político en la Argentina, para lo que será el comicio de renovación del máximo cargo de la administración nacional.

Ausencia obligada

La votación de ayer -en el día que se recordaron tres años de la muerte del ex mandatario Néstor Kirchner-, estuvo signada por la ausencia de la Presidenta -de licencia médica desde el 8 de octubre-, marca el inicio de una etapa de transición. La jefa de Estado ni siquiera pudo viajar a Santa Cruz para votar, por expresa indicación, más bien prohibición, de los médicos que la atienden y controlan.

Por lo que Cristina no participó en los últimos 20 días de campaña electoral, y todo quedó en manos del gobernador Daniel Scioli, de Insaurralde y de los principales funcionarios de Casa Rosada.

¿Con Cristina en las tribunas habrían ganado? Difícil, porque la suerte ya estaba casi echada.

El futuro

Anoche, en su discurso de la victoria, Massa hizo varias reflexiones. Pero quizás la más profunda, la que con claridad estuvo dirigida al corazón del kirchnerismo, pidió a todos "que abran los brazos, que seamos generosos y respetuosos, que aceptemos la pluralidad y la diferencia". Utilizando una reciente frase del papa Francisco, repitió: "La concordia es necesaria para construir un país entre iguales".

Por eso, el "tigrense" lanzó una reflexión para toda la dirigencia política argentina. "En estos cuatro meses de campaña hablaron los dirigentes. Hoy (por la elección de ayer) habló la gente. Es un mensaje contundente. Escuchemos ese mensaje". Además de instar a los dirigentes a dar un salto de calidad, planteó "ser responsables, trabajar con seriedad, construir una mejor calidad institucional en la Argentina, ser más humildes y, por sobre todo, encontrar las soluciones para que los argentinos no sufran más por la inseguridad, por la inflación y por la pérdida del empleo".