Hace mucho tiempo que no se veía tanta gente haciendo filas para entrar a las salas, y a pesar del frío, no fueron pocos los que quisieron llegar hasta El Cadillal en la tarde del sábado para ver sus piezas arqueológicas.
Desde el punto de vista del público, La Noche de los Museos fue un éxito total: todavía en la medianoche, turistas y espectadores, seguían ingresando al Museo Timoteo Navarro, por ejemplo, cuando el cuentaganado ya había superado el número de 2.490 visitantes. Un poco menores fueron los datos que arrojó la Casa Histórica, donde se podía escuchar reiteradamente "la casita de Tucumán" en la voz de la gente, una denominación inconfundible al momento de saber sobre la procedencia. "En relación al año pasado la presencia y la participación ha sido superior a las expectativas y hemos logrado los objetivos", le contó a este columnista Patricia Fernández Murga, directora de la Red de Museos. Admitió, sí, que hubo problemas de organización con el transporte a Tafí Viejo y a El Cadillal. "Ha sido complicado, y es uno de los puntos débiles que debemos mejorar; había muchos que querían viajar allí, pero no se los pudo trasladar a todos", contó la funcionaria.
Doce ómnibus que estaban estacionados sobre 24 de Septiembre comenzaron a partir de la plaza Independencia, desde las 18.30; pero únicamente cinco funcionaron para la zona oeste de la provincia.
Los elegidos por la gente no solo fueron la Casa Histórica (en la que se lució una pequeña muestra de "Tesoros y curiosidades", con objetos que habitualmente no se exponen), y el Timoteo Navarro (donde los grabados de Joan Miró fueron el gran atractivo así como la instalación interactiva de Dante Martínez Figueroa), sino también el Museo de Ciencias Naturales-Fundación Miguel Lillo, que inauguró un nuevo software del piso interactivo. Imponentes, los collages y fotomontajes de León Ferrari, también fueron de gran interés general.
Tal vez pasó inadvertido (por su falta de difusión), un trabajo que con sus alumnos realizó Florencia Vivas, en la Universidad San Pablo, en la ex Casa Nougués: "Proyecto Puente" partía de una frase, inscripta en un stand de la plaza, para continuar luego en un puente, construido con madera en el ingreso del edificio, durante el cual se proyectaban distintas imágenes: el puente conducían a un avivado fuego ubicado al final del camino.
En el Museo Histórico Nicolás Avellaneda se lanzó el proyecto Qhapaq- Ñan, que en quechua remite al camino de los pueblos andinos, y de qué forman, con los incas, avanzaron en miles de kilómetros. Y en el Museo Folklórico la sala Mercedes Sosa fue la más visitada.
Hasta aquí, los funcionarios pueden estar satisfechos por la cantidad de gente que la actividad atrajo.
Pero sí resultó llamativo que cada institución, desde el punto de vista de lo que mostró (más allá de los espectáculos que se presentaron), no preparó ninguna exposición especial; se trabajó únicamente con lo que había, con lo que se tenía en el momento.