La tucumana Romina Rodas es voluntaria de la Fazenda de la Esperanza, que trabaja en la recuperación de mujeres y varones adictos a las drogas. Durante un mes trabajó en una fazenda en Palmas (en la localidad de Tocatins, al norte de Brasil). "La visita de Francisco a la favela y a los adictos es un acto de amor enorme. Un mensaje de que tenemos que salir a las calles y que ellos son los más necesitados", dijo. Los drogadictos son, según Romina, los "leprosos de este siglo", así que este recorrido del Papa también le está diciendo algo a los gobiernos. "No es casualidad que venga a Sudamérica, que sea sudamericano y que llegue a los adictos. Es un llamado a los gobiernos para que trabajen por ellos porque la droga se está llevando a los jóvenes". Cuando lo vio se le escaparon las lágrimas: "realmente es la renovación que se necesitaba". 

MENOS DESIGUALDADES

- INTEGRACIÓN Y ARMONÍA.- El papa Francisco alentó los esfuerzos que la sociedad brasileña está haciendo para integrar a todo su cuerpo social, incluidos los sectores que más sufren. "Ningún esfuerzo de 'pacificación' será duradero, ni habrá armonía y felicidad en una sociedad que ignora, que margina y abandona en la periferia a una parte de sí misma". 


- LOS ESFUERZOS AÚN SON INSUFICIENTES.- El Pontífice reconoció los programas sociales adoptados en Brasil, que en la última década rescataron de la pobreza a unos 40 millones de personas, e hizo referencia al proyecto de la gobernación de Río de Janeiro de ocupar las favelas antes controladas por bandas de narcotraficantes. En ambos casos, dejó en claro que lo hecho aún no es suficiente.

- UN BEBÉ ABANDONADO SE LLAMA FRANCISCO .- Un bebé abandonado en la avenida Itacaranha, en la ciudad de Salvador (Bahía), que fue rescatado por la Policía, recibió el nombre de Francisco en honor al Papa. La idea del nombre surgió de los policías que llevaron al recién nacido -que aún tenía el cordón umbilical- a un hospital de la ciudad.

- CONDOLENCIAS A FAMILIAS ESPAÑOLAS.- El Papa se unió al dolor de las familias españolas por la muerte de al menos 80 personas y 110 heridos, al descarrilar un tren en Santiago de Compostela. El Pontífice pidió a los periodistas acreditados para la Jornada Mundial de la Juventud un minuto de silencio por las víctimas, informó el portavoz vaticano, Federico Lombardi.