De perfil bajo y con dos puños llenos de dinamita, Lucas Matthysse se abre camino en los rings más importantes de los Estados Unidos. Con su victoria consagratoria del sábado, el chubutense de 30 años dejó en claro que no mentía cuando hace dos meses le confirmaron su pelea con Lamont Peterson. "Quiero a Danny García. Pero sino, colóquenlos en fila", fue la frase que le adjudicó el ejecutivo de Golden Boy Promotions Richard Schaefer.

Para dimensionar su triunfo en la pelea del sábado basta saber que Peterson, de 29 años y un récord de 31 (16KO)-2-1 jamás había sido noqueado y su única caída fue por puntos ante Timothy Bradley, el invicto que le arrebató luego el título welter a Manny Pacquiao.

Con el apoyo de una de las promotoras más grandes del mundo, Golden Boy Promotions de Óscar de la Hoya, Matthysse puede convertirse en el abanderado de una camada de boxeadores argentinos que brillan en Las Vegas y Atlantic City tales como el campeón mediano del CMB Sergio "Maravilla" Martínez (55-28KO-2) y el welter Marcos "El Chino" Maidana (33-30KO-30), y a los que se quieren sumar el welter tucumano radicado en Salta, campeón de plata del CMB, Luis "El Potro" Abregú (35-28KO-1) y el welter bonaerense campeón interino welter de la AMB Diego "La Joya" Chaves (22-18KO-0), que ya tiene fecha para su desembarco.

Algunos sostienen que dentro de las 140 libras (superligeros) tan sólo le queda enfrentar al invicto García (26-0-16KO) y que deberá subir hasta las 147 (welter) para buscar la gloria y los millones en la categoría que domina Floyd Mayweather Jr. Es cierto que Matthysse basa su boxeo en la potencia de sus golpes más que en la elegancia de sus movimientos, pero él mismo sabe y repite la fórmula del éxito: meses de entrenamiento en su gimnasio de Junín para luego subir al cuadrilátero a noquear, algo que aprendió después de sus polémicas derrotas ante Zab Judah y Devon Alexander.

Por ahora, Matthysse disfruta de su presente mientras espera que sus promotores le consigan la pelea prometida, que podría pactarse para septiembre. Esa sí puede ser su consagración absoluta. LA GACETA