En el hospital Padilla, aunque no hay pacientes instalados sin motivos de salud, muchos de los internados pasan más días de lo necesario hasta que les enseñan a autocuidarse, cuenta Jorge Vadelcantos, subdirector del nosocomio. Sí tienen a menudo casos de personas abandonadas por sus seres queridos: en enero, por ejemplo, lograron encontrar a la familia de un paciente que tenía ambas piernas amputadas y que estaba casi ciego como consecuencia de su diabetes. Vivió más de seis meses en el hospital, recuerda la doctora Berta Bustamante. "A un paciente así no podemos abandonarlo porque no es autosuficiente, necesita una persona al lado o corre riesgo de morir", señala.