BUENOS AIRES.- Las piedras eran grandes como huevos, pero a él no le importó recibir los golpes. El hombre, hasta ahora un desconocido, se arrojó sobre el techo de su auto para protegerlo del granizo.

Pero lo más curioso fue que empezó a "nadar", moviendo brazos y piernas, para apartar las temibles pelotas de hielo macizo de la carrocería.

El insólito episodio ocurrió ayer durante la tormenta que castigó a Mar del Plata, y la escena fue registrada por un vecino. El propietario del rodado permaneció hasta que el granizo dejó de caer sobre "La Ciudad Feliz". Poco después del fenómeno, las imágenes empezaron a circular por las redes sociales. LA GACETA