Aprender a desaprender; no creer en los caballos de Troya; interesarse más por los "qué" (los argumentos) que por los "quién"; no reducir el mundo de las redes sociales a su costado tecnológico, sino a su naturaleza dialógica. Esos son algunos de los ejes que dejó planteados ayer el experto en educación digital Juan María Segura, en la charla sobre Las redes sociales y el nuevo lenguaje de internet que dio en el Virla, invitado por LA GACETA.

"A la gente le gusta hablar de cualquier cosa, no le gusta que la dirijan; acá no hay un problema a resolver, hay un mundo nuevo a co-crear. Pero no se trata de tecnología, se trata de un mundo que dialoga; en lugar de hablar de tecnología, se trata de hablar de valores", planteó Segura, un ingeniero agrónomo egresado de la Universidad de Buenos Aires que se perfeccionó en Políticas Públicas (Universidad de Chicago) y en Administración de Empresas (Universidad Austral); y que hoy apuesta a la educación digital como la nueva "revolución sin guerra".

En la disertación que ofreció ayer en el centro cultural de la UNT, el fundador de la Red de Escuelas EnRedadas y miembro del Consejo de Asesores de Social Media Week Buenos Aires invitó a los adultos a meterse en el lenguaje de las redes sociales como una exigencia de comunicación con los hijos. "Lo que nos convoca es que estamos en un mundo nuevo, que genera problemáticas nuevas", manifestó Segura, que fue presentado por Federico Türpe, secretario de Redacción y jefe de Información de LA GACETA.

En la charla, sazonada con anécdotas (ver "La fiesta...") recordó más de una vez a Alvin Toffler, el autor de La tercera ola: "Toffler decía que el analfabeto del siglo XX era el que no sabía leer ni escribir; pero, el analfabeto del siglo XXI es el que no sabe aprender y desaprender. Hay que aprender a aprender; y hay que aprender a desaprender. Hay que ser aprendices de por vida", invitó.

El lenguaje del chat

En esa invitación a "desaprender" se inscribe el desafío de entender el lenguaje del chateo. "Una autora argentina dice que el chat tiene formas, sintaxis y estructuras propias; el chat es el más oral de los lenguajes. El adulto, al chat lo interpreta desde la oralidad, no desde la escritura. Cuando vemos el lenguaje escrito en los chicos, es un lenguaje oral, que denota proximidad y comprensión inmediata, eso es lo que hacen con el chat. El bullying, el enojo, queda escrito; pero no se puede evitar el dato de que estamos frente a un nuevo lenguaje. Y si mis hijos, de repente, hablan el lenguaje de internet, también yo debo hablarlo. De lo contrario, se interrumpe la comunicación con ellos", enfatizó.

El mundo del que habla Segura es un mundo en transición, que desafía a las instituciones políticas, sociales y educativas tradicionales. Un mundo -enumeró-que durante los últimos 40 años vio sucederse cuatro capas, cuatro etapas de una revolución que arrancó con la primera computadora, siguió con la creación de internet (que ha permitido los flujos de información), los buscadores (que permitieron organizar la búsqueda en esas redes) y, por último, las redes sociales, a las que él define como "la última capa de un gran entramado de gente que conversa con gente". De gente que no sólo consume, sino que, además, participa. Otra vez citó a Toffler, padre del término "prosumer" (consumidor que produce).

Este nuevo mundo en el que lo que sobra es la información, planteó el disertante, impacta en por lo menos cuatro puntos. Primero: la información fluye libremente; todo está en línea (desde el museo hasta el sitio pornográfico). Segundo: es difícil controlar lo que se consume por la red; entonces, hay que resignificar el papel de la autoridad, que está debilitada: tanto la paterna como la educativa. Tercero: el individuo tiene más poder. Las instituciones funcionales a la revolución industrial se han debilitado, porque ya no son funcionales a este mundo moderno. "Hay una transferencia del poder desde las instituciones hacia las personas. Hay que pensar en otras instituciones funcionales a la cultura digital, al nuevo lenguaje de internet", sentenció. La cuarta implicancia de este mundo en el que la información ha dejado de ser un bien escaso, subrayó el especialista, es priorizar el "qué" (los contenidos) por sobre el quién.

Para Segura, la reconversión de la escuela (de todas las instituciones educativas) urge. "La discusión sobre la escuela debe correrse de la discusión acerca de la currícula hacia la discusión acerca de los valores, para que el uso de la libertad (en las redes sociales" no dañe a terceros".

La escuela "ideal", acorde con estos tiempos -apuntó el experto-, se centra en ayudar al chico a encontrar sus vocaciones. Esa escuela que, más que operar sobre un sistema de evaluación por "examen aprobado", ayuda a generar criterios de búsqueda y a trabajar "situacionalmente". Una escuela -concluye- en la que las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) estén presentes, como en la vida diaria. Una que sea disfrutada por los chicos: un lugar atractivo.