El cura de Trancas, Miguel Martín Laguna (1762-1828), fue arrestado por el general Manuel Belgrano por su apoyo al ejército realista de Pío Tristán. En su libro "El cura Miguel Martín Laguna", de 2011, Elena Perilli de Colombres Garmendia transcribe dos cartas de Belgrano al poder central, de 1812, sobre ese tema.

Explicaba que Laguna "estaba sindicado de ser contrario a nuestra causa, y todos me indicaban que lo separara de allí" (es decir, del curato de Trancas), y "como no tenía un dato no tomé providencia hasta que, habiendo venido con el enemigo, cayó en nuestras manos y en las mías la (carta) que acompaño".

Con ella, decía, "comprobé su malignidad", además de la "de haber hecho venir a sus feligreses como baqueanos del enemigo y que siguieran su suerte". Remitía a Laguna preso a Buenos Aires. "Lo he mandado -decía- para ésa, a su costa, a las órdenes de V.E. y bueno será que vaya a la Recoleta para que le enseñen que ningún eclesiástico debe atizar el fuego de la guerra civil, y sólo debe atender sus obligaciones". Terminaba: "V.E. dispondrá lo que le pareciera, pero no debe volver a su curato mientras la patria no haya asegurado su causa".

Belgrano tuvo arrestado e incomunicado a Laguna. En otra comunicación expresaba que su conducta "está bien pintada por su mano" y "es tan ajena de un hombre que se dice patriota, que el concepto general lo tiene por contrario ante nuestra causa". Insistía en que la carta "encontrada entre los papeles de Tristán bien lo comprueba, y no menos los servicios que es público hizo al enemigo".