CARTAGENA DE INDIAS.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió ayer que se supere la "diplomacia de la guerra fría", en referencia a la disputa por Cuba que amenaza con ensombrecer la VI Cumbre de las Américas.
"A veces parece que algunas de las conversaciones están perdidas en el tiempo, remontándose a la década del 50, antes de la fecha en que yo nací; ese no es el mundo en que vivimos ya", afirmó durante la Cumbre Empresarial previa al cónclave de mandatarios.
El Presidente reconoció que hay algunos planteos legítimos arraigados históricamente, pero se quejó de que "se vuelvan un hábito" y ensombrezcan los logros de integración y cooperación regional. En plena campaña para su reelección en noviembre, políticamente Obama no puede permitirse dar la imagen de hacer concesiones a la isla de Gobierno comunista.
El mandatario estadounidense tampoco eludió otro tema polémico: la demanda de un cambio de la política antidrogas que, a juicio de muchos gobernantes latinoamericanos, no ha producido éxitos en más de 40 años. "Es completamente legítimo entablar una conversación sobre si las leyes en vigor quizás estén causando más daño que beneficios en algunos campos", dijo, en respuesta a la insistente propuesta del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, quien mencionó el tema en la inauguración del plenario presidencial.
"La legalización (del uso de drogas) no es la respuesta. En la práctica, veríamos que habría un comercio masivo de drogas que dominaría muchos países si no existen límites sobre su operación, y podría ser más dañino incluso que las condiciones que existen en este momento", señaló Obama, en refutación a la propuesta que impulsa el mandatario de Guatemala, Otto Pérez Molina. "Somos conscientes de nuestras responsabilidades. No podemos ver la oferta sin considerar la demanda de EEUU. Al norte llegan las drogas; las armas y el dinero van hacia el sur", agregó.
En la reunión con los empresarios, la jefa de Estado de Brasil, Dilma Rousseff, realizó una vehemente defensa de la integración latinoamericana, y destacó que por las políticas de reducción de la pobreza y aumento del consumo interno, se logró eludir los peores efectos de la crisis financiera mundial. "La transformación del continente pasa necesariamente por una mayor integración, hay un espacio enorme para una alianza entre iguales", enfatizó.
Luego, Rousseff criticó las políticas monetarias expansionistas adoptadas por los países ricos para hacer frente a sus problemas y que, a su juicio, perjudican a las naciones emergentes al generar una pérdida de competitividad de sus productos en el mercado internacional. "Eso nos afecta, en la medida que valoriza nuestras monedas, las convierte en un obstáculo para el comercio de bienes y servicios y transforma nuestras economías en prenda fácil del proceso de desindustrialización", protestó. Advirtió que esa estrategia del mundo desarrollado "contiene un factor de proteccionismo", al que cuestionó severamente. (DPA-AFP)