Música: "DJ titán"La globalización tuvo un alto impacto sobre la artesanal tarea de poner música en un boliche y enfiestar al público. Así lo afirma Gustavo Filgueiras, más conocido en la noche tucumana como DJ Titán, uno de los más afamados de esta comarca. "Antes, hace una década o quizás más, los DJ te presentaban música, eran celosos de sus temas, recorrían disquerías y siempre tenían una novedad o una versión única", detalla el joven de 28 años, que comenzó a pinchar discos a los 13. Por estos días, según describe, los DJ están más sectorizados y se especializan en diferentes tipos de música.

"Antes tenían que poner de todo", recuerda. La cosa empezaba con internacionales, pasaba por nacionales, mucho movido y después venían los lentos. Ahora, como la noche es más corta, no hay demasiadas opciones. Hay una presentación, larga la música con todo, luego viene un descanso para ir hasta la barra un ratito y después de nuevo toda la música antes que se acabe la fiesta, a las 4. "Tenés que reventarla los últimos 10 minutos porque es lo único que se acuerdan", detalla. "El tope horario nos complicó bastante el trabajo. Antes, los DJ teníamos más amplitud para transmitir un mensaje. Ahora, en dos horas tenés que resumir lo mejor que puedas. No es fácil", reconoce el especialista. Para Titán, en el 2000 se vivió una transición muy fuerte en la movida nocturna.

Aparece lo que él llama la "democratización de las discotecas". "Surgen los boliches específicos de cada música. Lo bueno es que la gente puede elegir qué quiere bailar, con quién y dónde", explica y reconoce, como la mayoría de los DJ, que las décadas de los 80 y de los 90 fueron las más ricas en temas musicales.

Según Filgueiras, ni la ley de las 4 AM ni nada podrá transformar lo que la noche significa para los tucumanos. "Veo cómo la gente se desespera, disfruta muchísimo de estos espacios. La nocturnidad es mágica. Nos cambia totalmente", concluye.

Tragos y relaciones públicas
El arte del barman

"Sex on the beach", "Pantera rosa", "Destornillador", "Camino al cielo", "Séptimo regimiento". Son nombres que seguramente viven en la memoria de muchos bolicheros. Los tragos fueron grandes protagonistas durante años, cerca de la pista de baile. Muchos todavía siguen vigentes, aunque en la actualidad cambiaron bastante los gustos de quienes van a bailar y buscan algo para calmar la sed. "Los vinos espumantes, el fernet, la cerveza y el vodka con energizante hoy son los más solicitados", cuenta Lucas Arcas, barman de la noche tucumana. "Ya casi no queda cultura de los tragos, aunque siempre hay alguien que se acerca a la barra a pedirlos", resalta. La bebida, según el especialista, es un ingrediente fundamental de la movida nocturna. "Ya casi nadie concibe una salida sin tomar algo. Se ha convertido en una cuestión cultural", explica.

"El público es fundamental"
Las relaciones públicas son una parte fundamental de los boliches desde la década del 90. Entonces y hasta hoy, ellos son quienes se encargan de delinear el público que asiste a las discos. "Son fundamentales", dicen quienes saben del tema. A través de los tarjeteros (en otras épocas) y ahora con la figura de promotoras, tienen la función de atraer gente. "Somos los encargados de acercar el boliche al público. Una buena técnica era llevar a personas influyentes. Si iba alguien reconocido era indicio de que una disco estaba buena", destacó Hernán Iramain, RR.PP. de boliches tucumanos durante varios años. Para el experto, lo fundamental de una disco siempre fue el público, por eso había que ser muy puntilloso a la hora de elegir el blanco al que iba a estar dirigido. "Lo más difícil es lograr seguir atrapando a través del tiempo a la gente, por eso son contados con los dedos de las manos los boliches que duran muchos años", concluyó.

Seguridad: la voz del patovica
La noche tucumana está llena de incidentes vinculados a los boliches. Los mayores problemas se dieron en la década del 90, en esos años en los que se hizo famosa la imagen del patovica. Fabián Sosa, que trabajó en la seguridad de las discos durante más de 15 años, tiene muy presente cómo afectaron la movida hechos como el ataque a Alvaro Pérez Acosta, patoteado por los hermanos Jensen a la salida de un local bailable en 1996. También recuerda la muerte de Lucas Fernández, baleado luego de un incidente en un boliche de Yerba Buena en el mismo año. Sin dudas, para Sosa, el hecho que más influyó en la nocturnidad fue el asesinado de Paulina Lebbos, ocurrido en 2005, después de que la joven estuvo en la zona del Abasto.

"Siempre fue muy difícil ser patovica porque nos tenían visto como los agresivos, no como esas personas que están para cuidar la seguridad de todos", explica.

"Creo que la violencia se hizo cada vez más presente en los boliches a partir de los 90. No es que era algo típico de la noche. Es una cuestión social que se vive a toda hora y en todas partes; era obvio que iba a pasar también en este ámbito. La inseguridad se generalizó y la noche lo sufrió. Hoy ningún joven puede decir que sale a bailar seguro, mucho menos después de la ley de las 4 AM. Antes, al menos los jóvenes estaban contenidos adentro de un boliche. Ahora están en la calle o en alguna fiesta clandestina, sin ningún tipo de seguridad", sostiene.

Sosa nunca tuvo problemas en su trabajo, pero conoce otros casos conflictivos y asegura que sí es cierto que a veces se discrimina en la puerta de los boliches o hay encargados de seguridad que se exceden "en nombre de poner orden en un boliche". "Entiendo que los jóvenes a veces están muy alcoholizados y sacados, pero de ninguna manera podemos excedernos", concluye.