La leyenda ubica los orígenes de lo que llamamos sándwich en el siglo XVIII. Un aristócrata inglés, John Montagu, IV conde de Sandwich (1718-1792), jugador empedernido, estuvo un buen día de 1762 jugando a las cartas sin parar. Preocupado, su mayordomo insistió en avisarle que la carne estaba servida y se enfriaba. "Pónmela entre unas rodajas de pan y tráemela, pero no me interrumpas más", dicen que le dijo. Y dicen también que en pocos segundos cambió la historia: el conde descubrió que podía jugar y comer sin ensuciarse los dedos. En Aquisgrán (actualmente, Alemania) se cuenta que la historia tuvo lugar allí, y que el conde participaba de ciertas negociaciones en la delegación que representaba a la emperatriz María Teresa. Sea o no cierto, en el ayuntamiento cuelga un retrato del Conde de Sandwich.

Cuando la idea se generalizó, este tentempié recibió el nombre de sándwich, en honor al conde. Hoy, según información del diario londinense The Times, los sándwiches representan más de un tercio del mercado de comida rápida, y se sirven en unos 8.000 establecimientos especializados.

El heredero

Dos siglos después, el undécimo conde de Sandwich, John Montagu, vio en su título nobiliario una oportunidad de negocios: en 2000 inauguró en Londres una empresa con el nombre de The Earl of Sandwich. En 2004 abrió franquicias en Disney Orlando, que en poco tiempo se desparramaron por EE.UU y el año pasado abrieron la sucursal de Eurodisney, en París.