Es tiempo de elección. Los estudiantes de los últimos años de la secundaria comienzan a pensar en el futuro. "Termino el secundario, y después ¿qué hago?" ¿Ir a la universidad? ¿Trabajar? ¿Tengo que estudiar cinco años más para tener una profesión? Para muchos es un dilema, y para otros un gran interrogante: ¿estoy eligiendo bien? ¿no me arrepentiré?

Estadísticas recientes muestran que de cada 100 alumnos que ingresan en las universidades argentinas sólo se reciben 20. Incluso, una parte de los egresados declara su angustia ante la idea de que durante los próximos 40 o más años deberán ejercer una profesión que no les interesa y que -lo comprenden demasiado tarde-, eligieron por falta de información.

Los especialistas enfatizan que el ámbito natural para reflexionar el futuro es la escuela secundaria. Sin embargo, muy pocos de los casi 250.000 alumnos de este nivel acceden a una orientación vocacional de manos de especialistas.

La psicóloga Adriana Jerez, docente en la cátedra de Orientación Vocacional e investigadora de la UNT y de la UNSTA, reafirma este concepto, y aclara que no hay que confundir información con orientación. "La orientación vocacional tiene que ver con la subjetividad, es una cuestión de identidad, y es un proceso que requiere tiempo. Elegir cómo y sobre qué construir un proyecto de vida no se hace en dos o tres meses, ni sobre la base de la información de carreras", explicó.

Encontrar un camino

Ante las problemáticas vocacionales y la actual diversificación del mercado laboral, las nuevas generaciones necesitan un espacio para reflexionar quiénes son, qué quieren de sus vidas y cómo encontrar el camino para empezar un proyecto que los haga felices, aun cuando no sea esa la carrera que les aportará estatus y dinero.

"Hace poco en Tafí Viejo, en una investigación sobre orientación vocacional en la carrera docente, nos preguntábamos por qué había tantos chicos en los terciarios siguiendo carreras del profesorado; los resultados daban cuenta de que era la única salida, o lo más cercano para conseguir pronto un trabajo", relata la profesional. Esa elección, dice, no tenía nada que ver con sus deseos, y con lo que más les hubiera gustado. Muy pocos reconocían que cuál era su verdadera vocación. "No importa si se trabaja o se estudia, lo importante es saber elegir, y si te equivocás, siempre estás a tiempo de retomar el camino, aunque pierdas un año o dos", insistió la especialista.

Jerez reconoció que hasta hace 10 años la construcción mental de los jóvenes era de tipo lineal: termino la secundaria, curso la universidad, y después consigo un trabajo. "Hoy, en cambio, es otra la realidad: los chicos tienen ante sí un camino que se construye día a día y que, incluso es diversificado. Por eso, ante un trayecto largo, los jóvenes se asustan; ellos pretenden manejar un tiempo acotado", indicó.

"Los chicos se encuentran inmersos en esa búsqueda y es el momento en que los adultos, sobre todo los tutores, deben generar espacios para la reflexión. Todo ese acompañamiento sería relevante para construir espacios de consulta entre la demanda de los jóvenes, la oferta curricular del colegio, y la diversidad de carreras", afirma la psicopedagoga Elba Aparicio de Jaime, directora del Centro de Orientación Psicopedagógica, el ámbito privado en donde trabaja con grupos de jóvenes o por consultas individuales. La profesional afirma que la orientación vocacional como "prevención primaria" apunta a mejorar la calidad de vida. "Su aporte específico propone un encuentro del joven consigo mismo y con los compañeros del grupo para reflexionar sobre los contextos educativos, laborales y sociales y en la preparación psíquica de los cambios que se producen", indica. Coincide con Jerez en que la orientación no la puede realizar el profesor sino un especialista, porque tiene que ver con un proceso de construcción de la identidad. Incluye, además, la información actualizada sobre las distintas carreras, oficios y ámbitos de inserción laboral.

Escuelas sin gabinetes

"El problema es que las escuelas no cuentan con gabinetes multidisciplinarios para poder dar respuestas a los jóvenes, y donde los hay, estos están muy ocupados tratando de resolver situaciones como la violencia, las adicciones y el ausentismo", manifiesta.

"Yo me enganché con los cursos que dicta la UNSTA y la UNT sobre las carreras que se dictan. Y sirvió mucho el hecho de que en el colegio tenemos dos años de Orientación Vocacional como materia curricular. Eso es muy importante, porque a nuestra edad estamos llenos de dudas y es difícil elegir ante tanta diversidad sin equivocarse", apuntó Emilse Fernández (17). Ella cursa el último año del Polimodal en el Colegio Nueva Concepción. Una clara muestra de lo difícil que resulta esta etapa es que Emilse confiesa que a dos meses de terminar la secundaria aún no sabe si seguir Abogacía o Comunicación.

"Los docentes podemos dar fe de la gran confusión que sufren los chicos, sobre todo en el interior de la provincia, alejados de las posibilidades de trabajo y de la universidad. Es que en Tucumán no hay servicios suficientes de orientación vocacional; en Buenos Aires ya hay servicios en hospitales, porque se está comprendiendo que en la medida en que se orienta mejor a los jóvenes disminuyen los índices de violencia y de enfermedades sociales que obstaculizan el desarrollo de una vida mejor", añadió la psicóloga Adriana Jerez