Y sin embargo se mueve.Galileo Galilei pronunció la frase ante el tribunal de la Santa Inquisición cuando abjuró de la visión heliocéntrica del mundo. Nadie le creyó tampoco, durante años, a Dan Shechtman: en lugar de reconocimiento recibió burlas y hostigamientos por su descubrimiento de los "cuasicristales".

Estructuras cristalinas tan raras como las que por casualidad observó el físico israelí en 1982 en un microscopio electrónico no figuraban en ningún libro de texto, por lo que no podían existir. Pero Shechtman -hoy de 70 años- no dudó y defendió su descubrimiento, que ahora lo hizo acreedor al Premio Nobel de Química.

"En oposición a la creencia previa de que los átomos estaban empacados dentro de cristales en patrones simétricos, Shechtman demostró que los átomos en un cristal podrían estar empacados en un patrón que no podía ser repetido", destacó la Academia Real de Ciencias de Suecia. Añadió que el descubrimiento cambió fundamentalmente la manera en que los químicos perciben la materia sólida.

Motores y sartenes

Luego del hallazgo los científicos produjeron otros tipos de cuasicristales en el laboratorio, y descubrieron cuasicristales en estado natural en muestras minerales en un río de Rusia. Actualmente, los expertos están experimentando el uso de cuasicristales en aplicaciones tan diversas como motores diesel y sartenes.

El ingeniero mecánico y doctor en Ciencias Materiales Dan Shechtman es miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Israel, de la Academia Nacional de Ingeniería de EE.UU. y de la Academia de Ciencias Europea. Entre 1981 y 1983 trabajó en la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, pero regresó luego con su familia a Haifa. Allí es profesor en el instituto Technion, además de ser profesor de Ciencias Materiales de la Universidad de Iowa, en EE.UU., entre otros.

Ganador del premio de 10 millones de coronas suecas (1,5 millón de dólares), Schechtman admitió que esperó esa distinción mucho tiempo y que ya casi había perdido las esperanzas. "Pero un buen científico es un científico humilde", definió.

En una entrevista con el diario israelí "Haaretz" apuntó: "cuando uno está seguro de que tiene razón, no hay que retroceder hasta que los otros demuestren lo contrario".

"Mi sueño en la niñez era estudiar ingeniería mecánica -confesó el premio Nobel-. De niño leí 25 veces ?La isla misteriosa?, de Julio Verne. El ingeniero allí sabía todo sobre mecánica y física. Así quería ser yo". (Reuter-DPA-Especial)