BUENOS AIRES.- Con el descenso de River, Boca debe concentrar su energía de "clásicos" en partidos como el de hoy. En las dos últimas décadas, San Lorenzo se las ha ingeniado como para salirse con la suya en los enfrentamientos con el "xeneize". Por eso, desde las 18.10, el equipo de Julio Falcioni intentará romper el hechizo de un embrujo del que si sale, la punta lo estará esperando nuevamente.
Durante la semana, las lesiones de Juan Román Riquelme, Juan Insaurralde, Diego Rivero y hasta una gripe de Rolando Schiavi complicaron los planes del entrenador que debió dejar a algunos de ellos de lado y a otros los incluyó en el choque de hoy.
El caso más importante era el de Román, que finalmente jugará el partido luego de que sintiera una molestia entre semana en las prácticas del seleccionado, en lo que fue su regreso al equipo nacional.
En la defensa, Juan Insaurralde quedó desafectado y su lugar será ocupado por el cuestionado Matías Caruzzo. El conflicto con Diego Rivero -su ex club, el de Boedo, reclama un resarcimiento económico- quizás terminó inclinando la balanza para que no juegue a fin de evitar problemas y herir susceptibilidades, más allá de que no estaba al 100%.
San Lotenzo, luego de haber perdido en su primera presentación, sacó dos triunfos de la galera y pretende conseguir una identidad que lo lleva a cosas grandes junto al entrenador Omar Asad.
Ayer, se cumplieron cinco años de la última goleada que le propinó Boca a San Lorenzo: un 7 a 1 de visitante del que Martín Palermo formó parte importante con tres goles. Hoy, ya retirado seguramente verá el partido por TV y todos se preguntan: ¿podrá darse un resultado así? ¿Habrá que tomar a este como el nuevo clásico con la ausencia de River? Esas preguntas, pueden contestarse con el partido de hoy. (Especial)