BARCELONA, España.- Sus equipos se caracterizaron siempre por ser ásperos y ordenados. Con esa fórmula acumuló trofeos hasta que el Barcelona de Josep Guardiola se topó en su camino. Cansado de perder, José Mourinho parece no encontrarle la vuelta a Lionel Messi y compañía, por lo que embarrar la cancha se convirtió en la nueva estrategia. Siempre con una palabra de más, el entrenador de Real Madrid devela en el campo y en las salas de prensa cuanta miseria habita en su cuerpo y ayer la sacó a relucir de nuevo. En medio de un tumulto, el portugués aprovechó para agredir al ayudante de campo "culé". Con mucha bajeza, le metió un dedo en el ojo a "Tito" Vilanova y, en conferencia de prensa, aseguró luego "no conocerlo".

Los medios españoles del día después de la final de la Supercopa están repletos de análisis y críticas. Nadie entiende qué le pasa a "Mou", que desde que llegó a Madrid no paró de polemizar contra Barcelona, casualmente su casa durante 1996 y 2000, cuando fue ayudante de Bobby Robson y Louis van Gaal. (Especial)