La tragedia del río Lules generó honda consternación. Y también desató la polémica en torno del estado de los colectivos que transportan a los cosecheros, y a las inspecciones en las rutas. "Cuando había controles, seguíamos como si nada", dijo Antonio Olea, un sobreviviente del siniestro, en el que murió una mujer embarazada. Roberto Viaña, director de Transporte, sostuvo que los controles sí se hacen, pero que hay problemas. "Se han tolerado amenazas, porque esta gente va con tijeras y machetes; el transportista predispone al cosechero contra los inspectores", dijo.