El fundador de Wikileaks, Julian Assange, cuya captura era esperada anoche, amenazó con publicar material decisivo si algo malo le sucediera. Estados Unidos ha redoblado en las últimas horas sus presiones para impedir que el sitio que filtró los despachos diplomáticos lo siga haciendo, aunque ese lobby hasta ahora no le da resultado. La web ha cambiado de dominio y siguen difundiéndose archivos que causan escozor y disgustos entre las elites gobernantes. La Casa Blanca ordenó ayer a todos los funcionarios el acceso Wikileaks, afirmando que los documentos diplomáticos que publica siguen siendo reservados.