El sándwich de "mila" comenzó a venderse en los carritos con rueditas que pululaban por la otrora plaza La Madrid -en la ex Terminal de Omnibus-. Hoy, los puestos de venta proliferan por toda la provincia y cada día se abren más. Algunos tradicionales desaparecieron como Brizuela, de la Cuba y avenida Avellaneda,  Los Eléctricos, de Suipacha al 1.000, o El Pelao. Se estima que más de 150.000 "milangas" se consumen por semana en el Gran Tucumán. Las nuevas cadenas de sandwichería imponen nuevas modalidades de atención, confort y tecnología, pero el producto es el mismo, hecho de carne sin grasa ni venas y machacada, rebosada con pan rallado, huevo, harina, perejil y ajo.