Esta lucha comenzó entre un puñado de médicos que manifestaban que no podían enviar a sus hijos a la capital para estudiar en la Universidad porque no tenían recursos. Y recordamos que nuestros padres nos hicieron profesionales cuando ellos eran obreros.

A partir de allí, la idea de lograr mejoras salariales y condiciones laborales dignas sumó a los compañeros de todos los estamentos de la salud. El balance es altamente positivo: nos reivindicamos como trabajadores (con obligaciones y derechos); tomamos conciencia sobre el sentido de equipo de salud; pudimos romper con el modelo neoliberal e individualista y eso nos permitió "mirar" la realidad de todos nuestros compañeros. Generamos los mecanismos ser quienes contábamos nuestros problemas a la comunidad a la que tantas veces escuchamos, consolamos y acompañamos en los peores momentos. Y nos escucharon.

Fuimos capaces de organizarnos y de construir un espacio amplio, democrático y participativo. Resultado de todo esto es que logramos ser reconocidos como interlocutores válidos de un sector importante de los trabajadores de la salud.