Es conocido que, en 1882, se presentó a la Exposición Continental la "Memoria histórica y descriptiva de la Provincia de Tucumán", que resultó premiada y se editó ese año. La parte principal (254 páginas), titulada "Ensayo histórico sobre el Tucumán", era obra de Paul Groussac (1848-1929), redactor además de cinco capítulos del resto del tomo de 744 páginas.

Nicolás Avellaneda (1836-1884) dedicó un gran elogio al soberbio trabajo. Decía que el "Ensayo" fue "ejecutado realmente en tres semanas, lo que nos costaría hasta decirlo, si no conociéramos los estudios que hace diez años ocupan a su autor, para conocer la España, sus colonias y su idioma, que ha llegado as poseer en toda la riqueza de sus expresiones". Asombraba a Avellaneda el hecho de que resultaba imposible detectar que era un extranjero quien escribía, "y no solamente por la frase, que ya es mucho, sino por la inteligencia de los acontecimientos que se narran y que el autor comprende como si se hubieran producido dentro de su atmósfera natal".

Afirmaba que ese texto "no tiene precedentes". Si bien existía el tomo "Provincia de Tucumán" (1872), de Arsenio Granillo, este era "una colección de datos, aunque sin duda muy interesante", pero faltaba "el ’verbum’ interior que se hace carne con la palabra y que da carácter personal a un libro". La obra de Granillo sólo tenía datos actuales "y no es histórica".

Recordaba que allí se había publicado un trabajo de Groussac, titulado "Et vidit promisam terram" (y ví la tierra prometida). Allí describía, dice, "la selva tucumana bajo esas formas de identificación poderosa que hacen circular la savia en el árbol y la sangre en el hombre".