Las celebraciones de fin de año y el inicio de las vacaciones suelen venir acompañadas de excesos en las comidas y bebidas, una situación que genera culpa y preocupación en muchas personas. Sin embargo, para el nutricionista Nicolás Ramos (MP 984), el problema no está en lo que se come durante unos pocos días, sino en los hábitos sostenidos a lo largo del año.
“Es mucho más importante lo que hiciste durante todo el año que lo que ocurre en dos o tres días puntuales”, explicó a LA GACETA el especialista. En ese sentido, remarcó que nadie aumenta de peso de manera significativa por una cena de Navidad o Año Nuevo: “Muchas veces lo que se nota es retención de líquidos o una sensación pasajera de pesadez, no un cambio real en la composición corporal”.
Ramos señaló que la tendencia actual en nutrición dejó atrás las dietas hiperrestrictivas. “Hoy se trabaja desde un enfoque más flexible. Salvo casos clínicos muy específicos, no tiene sentido aplicar restricciones extremas. Lo importante es entender que el cuerpo no se desordena por dos días”, afirmó.
Uno de los errores más frecuentes tras las fiestas es intentar “compensar” los excesos con ayunos prolongados, dietas líquidas o entrenamientos excesivos. Para el nutricionista, esa estrategia suele ser contraproducente. “Las deudas de hambre se pagan. Cuando uno se castiga por culpa, termina generando más desorden. Lo más saludable es volver a la rutina”, sostuvo.
En ese regreso al orden, Ramos recomienda normalizar el sueño, retomar la actividad física habitual y priorizar alimentos de buena densidad nutricional. “Frutas, verduras, carnes magras, grasas de calidad y desayunos que generen saciedad. No se trata de dejar de comer, sino de comer mejor”, explicó.
El cierre del año coincide además con el inicio de las vacaciones, un período en el que la rutina suele desarmarse por completo. Frente a esto, el especialista propone una consigna clara: moverse. “No todos pueden entrenar como lo hacen habitualmente, pero el cuerpo necesita movimiento. Caminar, hacer trekking, trotar en la playa o entrenar fuerza cuando se puede, todo suma”, indicó.
Ramos también destacó la importancia de la construcción de hábitos a largo plazo. “Con la misma paciencia con la que incorporamos malos hábitos, tenemos que trabajar los buenos. No es una dieta con fecha de inicio y final, es mejorar el accionar diario”, señaló.
Finalmente, exolicó que no existen recetas universales. “La adecuación es una ley fundamental de la alimentación. No se puede abordar igual a una persona recreacional que a un deportista de alto rendimiento. Cada paciente llega con su historia, su cultura y sus costumbres, y eso hay que respetarlo”, concluyó.