Las escenas se repiten cada verano. Vehículos encajados en el barro, tractores tirando ambulancias improvisadas, familias aisladas durante días. Y en las épocas sin lluvia, los problemas derivan del polvo suspendido en el ambiente y que quita visibilidad y vehículos dañados por el mal estado de los caminos. Finalmente, muchos productores que deben esquivar rutas destruidas para poder sacar la cosecha.

El estado de la red vial rural volvió a colocarse en el centro del debate durante los Encuentros LA GACETA sobre Campo y Agroindustria, donde el sector productivo encendió alarmas. Luego de esas entrevistas, el Gobierno provincial respondió exponiendo obras, números y promesas de avances. Ambas partes coinciden en el diagnóstico -los caminos sufren deterioros-, aunque difieren en la velocidad y escala de las soluciones.

Hugo Meloni, presidente de Apronor, resume años de reclamos: “El deterioro es progresivo y acumulativo. Ya estamos lejos de los centros de consumo, y encima debemos pagar fletes más caros porque los transportistas no pueden usar los caminos directos”.

Explica que los vehículos deben hacer rodeos de 10, 20 o 30 kilómetros para evitar tramos intransitables, lo que encarece costos y resta competitividad. A eso se suman las reparaciones que deben afrontar los transportistas cada vez que aceptan entrar a zonas donde, aseguran, “el camino rompe el camión”. También está el factor tiempo: demoras para llegar a puertos y para abastecer la industria local.

Pero el impacto no es sólo productivo. Meloni advierte que la falta de accesibilidad es una de las causas que provoca el éxodo de jóvenes, limita oportunidades educativas y afecta la asistencia escolar. “Los pueblos quedan a la deriva”, dice, y agrega que, aunque valora las recientes reparaciones actuales, considera que las estrategias deben estar a la altura de las urgencias: “no alcanzan para revertir décadas de deterioro”.

COMPOSICIÓN. Cómo está integrada la red vial de Tucumán.

Gonzalo Blasco, dirigente de Apronor, coincide en que el mayor problema aparece en época de lluvias. “En verano, directamente quedamos aislados”, afirma.

Recuerda casos concretos: un ingeniero agrónomo rescatado por bomberos tras quedar atrapado en un corte cerca de Garmendia; vecinos que deben subirse a un tractor para llegar al médico; productores que pasan horas esperando asistencia para salir de un lodazal.

El mapa de los fletes

Para sumar a su punto, Apronor compartió una estimación del flujo anual de camiones que se mueven por la red vial provincial basada en los números totales de producción:

• Caña: 588.000 viajes

• Limón: 28.500 viajes

• Soja: 14.166 viajes

Según este cálculo, miles de vehículos circulan por caminos que, explican los productores, no soportan el volumen ni las condiciones climáticas de la región.

Las prioridades

Para Blasco, el debate no debe reducirse al agro: “La infraestructura vial es un problema social. Cuando no hay rutas en condiciones, la zona no se desarrolla”.

El empresario identifica prioridades urgentes como la ruta 321 (Macomita–Los Ralos), clave para abastecer el polo industrial de Cruz Alta, y la ruta 334 (La Cocha–Taco Ralo), a la que define como “estandarte de la destrucción vial. Ese camino pasó de asfalto perfecto a tierra”, afirma.

Obras y planificación

Marcelo Nazur, ministro de Obras, Infraestructura y Transporte Público, explica que el deterioro de la ruta 334, arrastra un “problema histórico” ligado a problemas hidráulicos, relacionado a aguas provenientes de la provincia de Catamarca, como fue el ensanchamiento del arroyo San Francisco, que actualmente necesita incluso de la construcción de un puente. Sin embargo, pidió paciencia a vecinos y productores y señaló que están trabajando para encontrar la manera de solucionar este problema que lleva ya décadas.

Respecto a la ruta 321, Nazur indica que hoy existe un proyecto terminado y en carpeta, con expectativas de avances en los próximos dos años.

El funcionario detalla un plan estratégico que combina rutas turísticas, productivas y rurales.

Según sus datos:

• En dos años se intervinieron 1.300 km de red vial secundaria, casi una vez y media la superficie total.

• En la red primaria (950 km) se recuperaron 160 km de pavimento nuevo, incluyendo obras clave como la ruta turística 307 (a Tafi del Valle y Amaicha) y el tramo hacia la Ciudad Sagrada de Quilmes.

• Se avanzó en proyectos largamente pedidos, como la ruta 329 (Monteagudo–Concepción), la 325, la 332 (38–Santa Ana) y 7 km pavimentados de la 334, inaugurados en 2023.

• Están en ejecución la ruta 331 (Aguilares–Monte Bello), con 60% de avance, y la 323 (Ruta 9–306).

DESGASTE. La ruta no tan solo muestra daños por el agua de inundaciones, sino también por trabajos deficientes, afirman empresarios. LA GACETA/ FOTO DE ÁLVARO MEDINA

Nazur destacó además la importancia de trabajar en conjunto con entidades agropecuarias: “Además de estas metas, tenemos previsto convocar a los productores a principio de año para dialogar sobre la planificación. Escuchamos. Pedimos paciencia: estamos mejorando la red vial”.

Un punto de encuentro

A pesar de las diferencias en la percepción de la urgencia, tanto Apronor como el Gobierno reconocen que el deterioro vial afecta la educación, la salud, la competitividad y la vida cotidiana en los pueblos del interior.

Los dirigentes consultados de Apronor insisten en la necesidad de trabajar con urgencia y reconocer el estado de emergencia de las rutas, mientras que la provincia detalla sus obras exponiendo que en dos años de gestión se avanzó mucho más que en los anteriores: recuperó casi el 20% de la red primaria (160 kilómetros de la red primaria y 1.300 kilómetros de la red secundaria).

El desafío para ambos parece ser afianzar un diálogo que permita, no solo  recuperar rutas y potenciar la producción, sino también devolver las oportunidades y esperanzas para los pueblos afectados.