El miércoles 11 de agosto de 2011 instalaron un puestito en la peatonal Muñecas esquina Mendoza con dos carteles de colores que decían “Abrazos gratis”. Debra Jansen (identificada como “la Colorada”) y Pascal (“nacido en Suiza, pero de ninguna parte”). La explicación de ella fue “Y... para hacer del mundo un lugar mejor”. Y él dijo: “pensábamos que la gente se iba a prender menos, pero la verdad es que les hace falta un abrazo y ya dimos un montón”.

Fue un boom que duró más de un mes y generó todo tipo de conversaciones, mucha curiosidad y buenas ondas. Hasta se reflejó en una viñeta de “Chaquetón” de Russo en LA GACETA.

En la nota “Abrazos y sonrisas por la paz y el amor en el mundo” (23/09/2011) él definió: “Queremos cambiar el mundo. Y si logramos cambiarle el día a una sola persona, ya lo logramos”. Contaron que habían aprendido a a percibir en las caras que se les acercaban el estado de ánimo, la disposición y hasta el resultado de las palmadas en la espalda ajena.

“Son pocos los que se acercan con otras intenciones... Se les ve en la cara la expresión, en la intención, pero después del abrazo se dan cuenta de que se trata de otra cosa”, contó ella.

Después llegó la primavera, Debra se fue a otras actividades (había un evento de abrazos nacional para octubre de ese año y protestas derivadas de los “Indignados” españoles) y Pascal seguió por las peatonales con su flauta, como músico callejero.

Recuerdos fotográficos: 1937. El “monstruo del aire” que iba de Buenos Aires a La Paz

¿Habrán cambiado el mundo? Debra simplemente lo describió como un imperativo categórico: “Queremos que la gente se acostumbre a abrazarse, porque así debería ser”.