La figura de Ariel Vallejo, conocido en el mundo financiero como un empresario de rápido ascenso, quedó en el centro de una investigación que mezcla negocios, política y vínculos estrechos con el fútbol argentino, liderado por Claudio Tapia. Su compañía, Sur Finanzas, nació como un emprendimiento barrial y se expandió hasta convertirse en un entramado con múltiples sucursales, servicios digitales y presencia en clubes de primera división. Ese crecimiento acelerado despertó sospechas y derivó en una causa judicial y fiscal por presunto lavado de dinero, uso de intermediarios, operaciones irregulares con criptomonedas y posibles pagos de coimas.

El caso se activó tras detectarse movimientos superiores a $6.000 millones realizados por una constructora cuya capacidad operativa no justificaba semejantes cifras. Al profundizar la investigación, surgió una red de firmas vinculadas directa o indirectamente con Vallejo que abarcaba casas de cambio, empresas agrícolas, droguerías, agencias marítimas e incluso entidades deportivas. Además, se encontraron transferencias hacia sociedades donde el empresario comparte participación con familiares, lo que reforzó la hipótesis de una estructura diseñada para mover fondos sin respaldo documental suficiente.

Las operaciones en criptomonedas ocupan un lugar clave dentro del expediente. Sur Finanzas administra una plataforma que permite adquirir y transferir activos digitales, una herramienta que, según los organismos de control, habría sido utilizada para canalizar grandes sumas por fuera del sistema bancario tradicional. En paralelo, los allanamientos realizados en la sede de la firma permitieron secuestrar documentación que será fundamental para reconstruir la secuencia de operaciones y determinar el rol de cada sociedad involucrada.

Un sistema de intermediarios y préstamos al fútbol

Otro elemento que llamó la atención de los auditores fue la presencia de monotributistas con ingresos bajos pero movimientos económicos extraordinarios. Algunos, inscriptos en las categorías más pequeñas del régimen simplificado, registraron operaciones por miles de millones de pesos, lo que alimentó la sospecha de que actuaban como intermediarios para fragmentar fondos y dificultar el seguimiento del dinero.

Paralelamente, Sur Finanzas otorgó préstamos a clubes como San Lorenzo, que habría recibido más de $1.900 millones en poco más de un año, con contratos que generaron controversias internas por las tasas y los tiempos de devolución.

Mientras avanza la investigación, también se analiza el patrimonio personal del empresario. La Justicia detectó compras importantes de dólares, vehículos de alta gama y movimientos recurrentes con criptomonedas estables que no se condicen con su perfil fiscal previo. 

A esto se suma su relación cercana con Tapia, factor que preocupa dentro del ambiente del fútbol, ya que Sur Finanzas aparece vinculada a actividades oficiales, patrocinios y movimientos financieros asociados a clubes y torneos. Si la causa avanza, el impacto podría alcanzar tanto al dirigente como al vínculo entre las instituciones deportivas y empresas que operan en sectores de alto riesgo financiero.