La ventana internacional de noviembre dejó una de las postales más comentadas del rugby mundial: la selección inglesa plantándose frente al Haka de los All Blacks con una formación inesperada, una escena que encendió al público de Twickenham y que rápidamente dio la vuelta al mundo. 

En la ceremonia inaugural de la derrota 33-19 frente a Inglaterra, los jugadores de Nueva Zelanda recrearon el tradicional ritual maorí, que en este mes volvió a la versión Ka Mate tras varios encuentros interpretando Kapa o Pango. La danza ceremonial fue recibida con un semicírculo por parte del equipo local y con un estadio que eligió cantar su himno en lugar de guardar silencio.

La imagen recordó de inmediato a la célebre “V voladora” de las semifinales del Mundial 2019, cuando los europeos también vencieron a los All Blacks,  pero esta vez la iniciativa fue del capitán Jamie George, quien buscó replicar aquella postura desafiante como señal de identidad y de cambio de mentalidad ante uno de los combinados más emblemáticos del planeta. “Empezamos en línea y entramos en forma de V, pensamos que sería genial”, contó el jugador británico a la prensa. El plantel había discutido el gesto la noche previa, y acordaron ubicar a los referentes de un lado y a los más jóvenes del otro para darle un simbolismo interno al desafío.

Ahí apareció la figura que más repercusión generó: Henry Pollock, de apenas 20 años, debutante ante Nueva Zelanda. El joven ala fue captado por las cámaras mientras se relamía los labios mirando fijamente a los neozelandeses durante el Haka, un gesto que provocó reacciones cruzadas en redes sociales. Hubo elogios por su atrevimiento y críticas por considerarlo una falta de respeto. Incluso algunos fanáticos le sugirieron “no sonreír nunca durante un Haka”, mientras otros lo calificaron como parte de su estilo irreverente. En Inglaterra, sin embargo, Pollock es visto como un competidor feroz: lo describen como “absolutamente molesto” y con humor, como “un pequeño cretino engreído”.

La respuesta inglesa al ritual no quedó solo en el plano simbólico. En la cancha, el equipo de Steve Borthwick logró un triunfo histórico: 33-19, apenas su novena victoria en más de 120 años frente a Nueva Zelanda. Inglaterra remontó un 12-0 en contra con cuatro tries consecutivos en el segundo tiempo y alcanzó su décimo triunfo al hilo. “Estamos en una gran posición y sentimos que todavía hay más por dar”, celebró George tras el encuentro.

La polémica previa también alimentó el ambiente. Joe Marler, pilar inglés, encendió las redes sociales al publicar un mensaje contra el ritual maorí: “Hay que eliminar el Haka, es ridículo”. Su comentario generó cientos de respuestas (incluida la del ministro de Deportes neozelandés) y lo llevó a desactivar temporalmente su cuenta. Luego regresó para bajarle el tono a la controversia: aseguró que solo intentaba “divertirse y generar interés” por el partido.

No es la primera vez que Marler queda en el centro de la escena: en 2019 cruzó la mitad de cancha durante el Haka, una acción prohibida por el reglamento.

El Haka, un símbolo que trasciende el rugby

El Haka es una danza ancestral maorí utilizada originalmente como arenga de guerra para intimidar al enemigo y motivar al propio grupo. Con gestos enérgicos, pisotones, golpes al cuerpo y muecas exageradas, el líder entona un canto que el resto acompaña en una coreografía cargada de significado. Hoy, además del rugby, se realiza en celebraciones, eventos familiares e incluso funerales. La primera vez que un seleccionado neozelandés lo interpretó fue en 1888, durante una gira por Gran Bretaña.