Las monarquías del planeta siguen despertando curiosidad por las fortunas que manejan y los lujos que rodean a sus integrantes. Entre palacios, colecciones únicas y vastos patrimonios heredados, los reyes más poderosos administran verdaderos imperios económicos que se sostienen desde hace generaciones. Según cálculos de Business Standard, los 10 monarcas con mayor patrimonio del mundo concentran juntos unos 134 mil millones de dólares, una suma que refleja tanto el peso de sus coronas como el alcance de sus inversiones globales.

El rey más rico del mundo

En la cima del ranking aparece Rama X, monarca de Tailandia, cuyo patrimonio asciende a unos 43 mil millones de dólares, de acuerdo con Forbes. Maha Vajiralongkorn asumió el trono en 2016, tras el fallecimiento de su padre, y es el décimo soberano de la dinastía Chakri. Su formación militar internacional —en academias de Australia y el Reino Unido— lo llevó incluso a especializarse como piloto de aviones de combate y helicópteros.

Rama X es dueño de un patrimonio tan vasto como diverso: 17.000 propiedades en Bangkok, una flota de 38 aviones, más de 300 autos de lujo y 52 barcos ceremoniales que forman parte de la tradición tailandesa. Muchos de estos bienes están gestionados por el Crown Property Bureau, la institución que administra los activos de la monarquía. Además de la herencia real, el rey incrementó su fortuna a través de inversiones en sectores claves como energía, telecomunicaciones e inmobiliarias de alto nivel.

Los otros soberanos más acaudalados

Detrás del rey tailandés, el segundo puesto lo ocupa el sultán de Brunei, Hassanal Bolkiah, cuya fortuna ronda los 30 mil millones de dólares, impulsada en gran parte por la riqueza petrolera de su país.

También con unos 30 mil millones de dólares, según Forbes, aparece Mohamed bin Zayed Al Nahyan, presidente de los Emiratos Árabes Unidos y líder de Abu Dabi, conocido por sus inversiones estratégicas y su influencia en la región.

El cuarto lugar lo ocupa el rey Salman de Arabia Saudita, cuyo patrimonio se estima en 20 mil millones de dólares, una cifra vinculada al poderío petrolero y a los negocios globales de la familia real saudí.