Después de más de dos décadas sin un espacio estable de comercialización, los artesanos recuperan un ámbito propio en el corazón histórico de la capital. En el Museo Folklórico (24 de Septiembre 565) abrirá esta tarde sus puertas un nuevo mercado destinado a visibilizar y a promover el trabajo de los creadores tucumanos. Será una jornada especial en la casona colonial, ya que coincidirá con el recital que Lucho Hoyos brindará desde las 21, con entrada libre y gratuita.

La iniciativa, impulsada por el Ente Cultural, nace -según explica Lucila Galíndez, encargada del Espacio Tucumán Artesanía- como una respuesta a una demanda histórica. “Desde que se cerró el mercado que funcionaba en el Museo Folklórico los artesanos no contaron más con un espacio propio. Ese cierre fue un golpe duro -comenta-. El Museo guarda esa memoria, gran parte de su patrimonio está formado por piezas de artesanos de los años 60 y 70. Incluso, allí se realizaban los registros de los maestros artesanos: todavía se conservan sus fichas y documentación”.

“En el último tiempo, al caer ese tipo de apoyos y con la crisis que afecta a los espacios de comercialización y al turismo, vimos la necesidad de crear nuevamente un lugar en la ciudad donde los artesanos pudieran mostrarse y promocionarse”, enfatiza.

El valor distintivo

Galíndez subraya que las producciones artesanales no son simples objetos, porque encarnan un patrimonio de saberes que se transmiten de generación en generación, incluso desde tiempos prehispánicos. En el textil y en la cerámica, por ejemplo, pueden verse tradiciones que han resistido los procesos de colonización.

“Por eso digo que este proyecto tiene un sentido decolonial; busca visibilizar una forma de producción que está distribuida en todo el territorio, que representa la ruralidad, los valles, y las materialidades de cada región”, indica.

VARIEDAD. Entre otros productos, se ofrecen tallas, joyería y cestería.

La artesanía, agrega, es también una expresión de creatividad colectiva. “Queremos poner en valor no sólo el trabajo manual, sino la inventiva que hay detrás de cada pieza -sostiene-. En las esterías, en los tejidos, en la platería o la cerámica se expresan modos de vida, miradas sobre el entorno y formas de relación con la naturaleza”.

Para visitar

El nuevo mercado funcionará los jueves, viernes y sábados de 16 a 20, pero su actividad no se limitará a esos días. “Cuando haya recitales, presentaciones de libros o cualquier otro evento también estará abierto -anticipa Galíndez-. Queremos que se integre plenamente a la vida cultural del museo y que sea un espacio vivo”.

Inauguran el escenario “Mercedes Sosa” en el Museo Folklórico Provincial

El público encontrará allí una amplia diversidad de productos, que reflejan la riqueza de las tradiciones tucumanas y del Noroeste argentino. Habrá cerámica de distintas regiones, textiles de Tafí y de Amaicha, cestería del Valle Calchaquí, platería y joyería, tallas en madera, trabajos en fibras vegetales, instrumentos de luthería como cajas copleras y hasta los dulces tradicionales de El Pichao. Y, por supuesto, estarán las randeras de El Cercado, con sus delicadas piezas tejidas a mano.

Además, el mercado incorporará una propuesta que vincula la artesanía con la producción regional. “Vamos a invitar a dos bodegas de los valles tucumanos para que traigan sus vinos. La idea es generar un ambiente integral donde se conjuguen los sabores, las texturas y los saberes del territorio”, dice Galíndez.

La cuestión económica

Uno de los grandes desafíos para los artesanos es la comercialización. “No la tienen fácil -reconoce Galíndez-. Desde conseguir la materia prima hasta vender el producto terminado, todo implica una cadena de esfuerzo. Hay artesanos que viven en zonas turísticas, como Tafí del Valle, donde el flujo de visitantes les permite vender durante buena parte del año. Pero hay otros que no cuentan con esa posibilidad. Por eso necesitan un punto de referencia en la ciudad, un lugar donde puedan mostrar lo que hacen, promocionarse y vender directamente”.

El mercado ofrecerá la posibilidad de pagar por transferencia. Pero más allá de la transacción económica, la apuesta es cultural. “Queremos que el público se acerque, que conozca a los artesanos, que entienda el valor de su trabajo -apunta la referente del Ente-. Hoy muchas personas buscan consumir de manera más responsable, optando por productos duraderos, sostenibles y con identidad.

El Museo Folklórico se reabre hoy tras una extensa serie de refacciones

La artesanía ofrece justamente eso: objetos únicos, hechos con materiales nobles y con una carga simbólica muy profunda. Un poncho, una alforja o una alfombra pueden durar una vida entera, incluso pasar a las generaciones siguientes. Son piezas que no sólo se usan: se heredan”.

Esa tendencia hacia un consumo más consciente también se vincula con una mirada ecológica. “Las artesanías proponen una relación respetuosa con el medio ambiente -advierte Galíndez-. Son productos que no generan desechos masivos ni contaminan, que aprovechan recursos locales y que, en muchos casos, rescatan técnicas antiguas adaptándolas a los nuevos tiempos”.

El nuevo mercado no pretende ser un emprendimiento aislado. Forma parte de una estrategia más amplia del Ente Cultural para fortalecer las industrias culturales y las economías creativas. “Queremos que los artesanos sientan que este espacio es suyo -afirma Galíndez-. Que puedan encontrarse, compartir experiencias, aprender unos de otros. Y que el público tucumano y los visitantes descubran la enorme diversidad que existe en nuestra provincia”.

Esa diversidad se traduce en materiales, técnicas y estéticas. En los valles, los tejidos de lana de llama o de oveja conservan las tramas ancestrales; en las zonas rurales, la cestería revela la sabiduría de las manos que trabajan la fibra vegetal; en la platería y la cerámica se reflejan símbolos que remiten a la cosmovisión andina. Cada pieza encierra una historia, una identidad. Mostrar eso es también una forma de resistir a la homogeneización cultural que imponen las lógicas del mercado global.

El carácter “decolonial” del proyecto, como ella misma lo define, apunta a recuperar la voz de los territorios y de las comunidades que durante siglos mantuvieron sus saberes. Como destaca Galíndez, es una manera de decir que lo artesanal no es algo menor, ni folclórico en el sentido superficial, sino una forma de conocimiento, de creación y de relación con el mundo.

Nuevo disco

El recital de Hoyos servirá para presentar su nuevo disco, “Pulsiones”, grabado recientemente en Barcelona, durante la gira que realizó por Europa en septiembre.

El álbum consiste en siete canciones (la mayoría de autoría propia), y aparte de presentarlas cantará otros temas en formato solista.

Industrias culturales: un motor económico y productivo

Según Rafael Vázquez Rivera, director de Industrias Creativas e Interior del Ente Cultural, la apertura del mercado tiene una dimensión que va más allá del rescate patrimonial. “La artesanía, el diseño, el arte urbano son espacios de trabajo donde debemos reconocer no sólo el valor expresivo e identitario, sino también el productivo -afirma-. La cultura produce y genera valor agregado en la economía”.

Vázquez Rivera destaca que el sector artesanal, integrante del vasto universo de las industrias culturales, ha sido históricamente postergado, pero hoy está en crecimiento. “La cantidad de ferias, emprendimientos y trabajos que aparecen en el entorno urbano muestran, por un lado, la necesidad de los emprendedores culturales frente a la coyuntura, y por otro, una impronta de expansión constante. Todo el tiempo surgen nuevos casos, con distintas materialidades y formas de producción”, explica.

En ese sentido, el mercado del Museo Folklórico puede leerse como parte de un proceso de formalización y visibilización de ese movimiento. “Es un sector representativo dentro de la economía de la cultura, que algún día deberá ser medido con datos e indicadores concretos -agrega-. Sólo así podremos dimensionar la importancia real de la cultura como motor económico y productivo”.