El nuevo casco que Franco Colapinto usará en el Gran Premio de Estados Unidos de Fórmula 1 no es un simple accesorio: es un símbolo de memoria y orgullo argentino. El piloto bonaerense decidió homenajear con su diseño a la “Misión Argentina”, una de las epopeyas más grandes del automovilismo nacional, protagonizada por tres Torino 380W que representaron al país en las 84 horas de Nürburgring de 1969.
La Misión Argentina: cuando Fangio y Berta desafiaron al mundo
La historia comenzó con una idea del quintuple campeón Juan Manuel Fangio, quien asumió como director deportivo del proyecto, acompañado por el ingeniero Oreste Berta, encargado de preparar los autos en la planta de IKA en Santa Isabel, Córdoba. El objetivo era demostrar que la industria automotriz argentina podía competir con las potencias europeas, nada menos que en el circuito más exigente del planeta: el Nordschleife alemán, conocido como el “Infierno Verde”.
Con más de 150 curvas y 20 kilómetros de extensión, la prueba, llamada Marathon de la Route, ponía a prueba la resistencia de máquinas y pilotos. Fangio y Berta viajaron con sus equipos y tres autos, cada uno con tres pilotos, para afrontar una carrera de 84 horas ininterrumpidas, sin asistencia externa ni cambios de piezas mayores.
Los tres Torino y su hazaña en Nürburgring
El Torino N°1, con trompa roja, fue pilotado por Rubén Luis Di Palma, Carmelo Galbato y Oscar “Cacho” Fangio.
El Torino N°2, con vivos amarillos, por Eduardo Rodríguez Canedo, Jorge Cupeiro y Gastón Perkins.
Y el Torino N°3, blanco, por Eduardo Copello, Oscar Mauricio Franco y Alberto “Larry” Rodríguez Larreta.
En las primeras horas de competencia, los Torino sorprendieron al mundo: los autos N°2 y N°3 llegaron a liderar la carrera, mostrando un rendimiento formidable. Sin embargo, la dureza del trazado y las exigencias del reglamento comenzaron a cobrarse víctimas. El Torino N°2 abandonó por un despiste bajo la lluvia, y el N°1 quedó fuera al perder las luces durante la noche.
El Torino N°3 resistió hasta el final, y llegó a ser líder hasta la hora 64 de competencia. Pero una sanción por exceso de ruido en el escape (más de 83 decibelios) lo obligó a detenerse, cayendo al quinto puesto. Aun así, terminó oficialmente cuarto, aunque fue el auto que más vueltas completó (334), superando en dos al Mazda ganador.
El homenaje de Colapinto
En homenaje a aquella proeza, Colapinto diseñó un casco especial que combina los colores, líneas y símbolos de los Torino de 1969. El tributo, además de estético, tiene un fuerte valor simbólico: rescata un episodio que marcó la identidad del automovilismo argentino, una muestra de ingenio, coraje y espíritu competitivo frente al poderío internacional.
Un joven con respeto por la historia
Colapinto ya había rendido homenajes a leyendas como Carlos Reutemann y Juan María Traverso, pero este gesto va más allá: conecta su presente en la Fórmula 1 con la historia de quienes abrieron el camino.
Con este casco, el piloto argentino no solo llevará en la pista los colores de su país, sino también el recuerdo de aquella gesta que, más de medio siglo después, sigue siendo una de las páginas más gloriosas del automovilismo nacional.