La crisis institucional de San Lorenzo sumó un nuevo capítulo hoy, cuando su presidente, Marcelo Moretti, se presentó en el predio de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) en Ezeiza para participar de una reunión del Comité Ejecutivo. Su visita se produjo en medio de un clima político asfixiante en Boedo, con el club bajo amenaza de quiebra y en guerra interna entre facciones dirigenciales.
El encuentro tenía como eje principal definir detalles de los torneos del próximo año, pero la presencia de Moretti desató un fuerte operativo de seguridad. La Policía Bonaerense (UTOI) montó un despliegue pocas veces visto en la zona, ante el temor de que grupos de hinchas de San Lorenzo intentaran manifestarse en Ezeiza para exigir su renuncia.
“Fue un operativo descomunal”, describieron testigos del lugar. El acceso al predio estuvo fuertemente custodiado y se aplicaron restricciones de ingreso, tanto a la prensa como a personas ajenas al evento.
La reunión y el retiro
El dirigente azulgrana no solo buscaba participar de la reunión, sino también mantener un diálogo directo con Claudio “Chiqui” Tapia y otros miembros de la AFA para tratar la delicada situación del club, que enfrenta una deuda millonaria con el fondo suizo AIS Investment Fund y un inminente riesgo de quiebra judicial.
Sin embargo, su estadía en el predio fue breve. Según fuentes de la AFA, el abogado Patón Urich le comunicó que, para poder participar formalmente del Comité Ejecutivo, debía cumplir con una resolución judicial pendiente, relacionada con la impugnación de su continuidad al frente del club. Ante esta notificación, Moretti decidió retirarse del establecimiento.
Antes de hacerlo, pidió la palabra y lanzó una declaración que reflejó el nivel de confrontación que atraviesa San Lorenzo: “Lo que me están haciendo a mí es un golpe de Estado… hoy van por mí, mañana van por cualquiera de ustedes”, expresó ante los dirigentes presentes, mostrando la resolución judicial que, según él, lo habilita a seguir como presidente.
Un contexto de máxima tensión
El viaje de Moretti a Ezeiza ocurrió apenas tres días después de un episodio de alto voltaje político. El lunes, en la sede de Avenida La Plata, el dirigente se presentó para retomar sus funciones tras haber pedido licencia, pero fue recibido por una multitud de socios que exigían su renuncia. La protesta se tornó caótica y obligó a Moretti a abandonar las instalaciones en un patrullero.
A pesar de las presiones y del repudio generalizado de los hinchas, el presidente se mantiene firme en su cargo y descarta dar un paso al costado. “Sigo siendo el presidente legítimo”, repitió en varias ocasiones ante los medios y ante sus pares del Comité Ejecutivo.
Mientras tanto, la situación económica de San Lorenzo se agrava día a día. El club tiene apenas cinco días para saldar una deuda superior a los tres millones de dólares con un fondo internacional y evitar la declaración de quiebra.
En este contexto de incertidumbre, la aparición de Moretti en la AFA no hizo más que exponer la profundidad de la crisis política e institucional que atraviesa uno de los clubes más grandes del fútbol argentino. El “Ciclón”, acorralado entre las deudas, la desconfianza y la división interna, parece jugar su partido más difícil fuera de la cancha.