Pocos períodos en la historia argentina han sido tan analizados como el peronismo, así que la tentación de correrse del foco en esta serie -las elecciones de medio término- es mínima. Pero sí es importante subrayar el cambio de paradigma marcado durante las primeras presidencias de Juan Domingo Perón (1945-1955) en materia de representación legislativa. Así como el conservadurismo había llevado al Congreso a las élites sociales, económicas y culturales; y el radicalismo hizo lo propio con los sectores profesionales de las nacientes clases medias; el peronismo les abrió las puertas de las Cámaras a los sectores populares, particularmente a la clase obrera. Esta fue una constante, sobre todo, en Tucumán.

El 7 de mayo de 1948 se celebraron las primeras elecciones de medio término y la victoria del peronismo a nivel nacional fue arrolladora: 56,3% contra 24,4% de la UCR. En Tucumán esa ventaja fue mucho más amplia, al punto de que llegó a privar al radicalismo de obtener la banca por la minoría.

El Partido Peronista se quedó con los tres escaños de la mayoría, ocupados por diputados de extracción obrera: Celestino Valdez, que llegó a ser tesorero de la CGT, Manuel Lema y Luis Villacorta. Por la minoría la banca fue para Domingo Bruno, de un desprendimiento del peronismo llamado Frente Obrero Revolucionario. Entre ambas expresiones sumaban casi el 85% de los votos.

Reforma

En 1949 se reformó la Constitución. Los numerosos cambios incluyeron la reelección presidencial, la elección directa de senadores (antes era potestad de las legislaturas provinciales) y el voto femenino, una lucha de décadas de las sufragistas cuyo último y decisivo empujón lo dio Eva Perón. Así, Otilia Villa Maciel fue la primera tucumana que llegó a la Cámara de Diputados de la Nación. Eso fue en 1951, en coincidencia con los comicios presidenciales que Perón ganó con holgura.

De la euforia radical al regreso del fraude

La segunda elección de medio término del período peronista se organizó el 25 de abril de 1954. Al igual que en 1951 se utilizó la nueva ley electoral, que consagraba el sufragio uninominal por circunscripciones. Al contrario de la lista única, esto permitía a los vecinos votar directamente por el candidato de su zona. El oficialismo volvió a imponerse por paliza a nivel nacional, y en Tucumán retuvo las tres bancas de diputados (Roberto Medina, Luis del Carril y Pedro Boullhesen) y la de senador (fue reelegido Antonio Correa). Pero estos mandatos fueron muy breves: al año siguiente, un golpe de Estado volvió a cambiar el país.