Capítulo 6

Un ambicioso plan ferro urbanístico fue presentado en 1995 por el legislador Carlos Courel y el concejal, Ricardo Ascárate, ambos ingenieros y radicales, durante la intendencia del bussista Oscar Paz. En 1997 el Concejo Deliberante capitalino aprobó un proyecto del edil Ascárate para la creación un tren urbano e interurbano en el área metropolitana. Cinco años después, ya como legislador, Ascárate logró que se transformara en ley, pero el gobernador Julio Miranda la vetó. En una provincia donde el 90% de la red ya está instalada se presentaba como una gran solución al problema del transporte público urbano e interurbano y una alternativa para descomprimir el tránsito vial. Luego hubo distintos planes similares, con algunas variables.

También en los 90, el entonces intendente capitalino Rafael Bulacio pensó en un tren elevado que circulara a los largo de toda la avenida Mate de Luna. Esta idea tampoco prosperó. Era una “versión” mejorada y más factible que la que propuso en la década del 80, Fernando Cortés, ministro de Economía de José Domato, quien tuvo la ocurrencia de construir un subterráneo que uniera la Banda del Río Salí con Yerba Buena. La idea fue catalogada de extravagante.

UNA ILUSIÓN. Un tren en las alturas, y abajo la avenida Mate de Luna.

Durante su gobierno, Ramón Ortega (91-95) se sumó con entusiasmo al plan de construir un tren bioceánico que uniría el Atlántico y el Pacífico, en una especie de “nuevo Canal de Panamá” que cruzaría cuatro países (Brasil, Paraguay, Argentina y Chile). Ortega pretendía que esta vía pasara por Tucumán, pero finalmente se optó porque el ramal tocara Jujuy y Salta. De todos modos, el corredor nunca se concretó.

Trenes elevados

Otro proyecto que avanzó bastante fue el realizado por un equipo técnico de Tafí Viejo, durante la intendencia de Javier Noguera. Se trataba de una red de tres líneas de 60 kilómetros de trenes elevados (luego mutados a trolebuses chinos, más versátiles y millones de dólares más económicos) que unían casi toda el Área Metropolitana (siete municipios y una decena de comunas), que reduciría considerablemente los tiempos de viaje, a muy bajo costo para el pasajero y contribuiría a descomprimir el tránsito vehicular. Obtuvo la aceptación de la mayoría de los intendentes, pero nunca se consiguieron los fondos.

Tucumán sin trenes: entre la desinversión y el abandono

En 1946, siendo interventor de la Universidad Nacional de Tucumán, Horacio Descole, tuvo el sueño de construir un complejo universitario en San Javier, para unificar todas las dependencias universitarias. El Instituto de Estudios Geográficos efectuó un profundo relevamiento en esa zona. En 1947, se compraron y se expropiaron los terrenos y el ya entonces rector consiguió un crédito nacional. El proyecto, diseñado por Jorge Vivanco, Eduardo Sacriste y Horacio Caminos, entre otros docentes de la UNT, incluía un funicular (un tren eléctrico) desde Horco Molle y la cima de San Javier. Las obras, bastante avanzadas, se paralizaron en 1955 con el golpe militar.