En un campeonato que suele consagrar nuevas figuras, Ronaldo Martínez se convirtió en la aparición más brillante del torneo Clausura. Con siete goles en nueve fechas, el delantero paraguayo es el máximo artillero del certamen y la pieza más determinante de Platense, que volvió a encontrar en su número nueve una referencia capaz de cambiar partidos. Su explosión no fue casualidad: detrás del presente exitoso hay una historia de lucha, viajes y segundas oportunidades.

Su nombre completo es Ronaldo Iván Martínez, y ese doble homenaje no es casual. Su padre, fanático del fútbol, quiso que su hijo llevara los nombres de dos goleadores legendarios: el brasileño Ronaldo Nazário, “el Fenómeno”, y el chileno Iván Zamorano. Nacido en Eusebio Ayala, una pequeña ciudad ubicada a poco más de 70 kilómetros de Asunción, Ronaldo creció entre potreros y sueños de grandeza. Desde muy chico entendió que para triunfar debía salir de su tierra.

Su formación futbolística fue en Cerro Porteño, uno de los gigantes del fútbol paraguayo. Allí dio sus primeros pasos profesionales, pero no logró consolidarse. Fue cedido a préstamo a Deportivo Capiatá, donde apenas pudo mostrarse. Al regresar al “Ciclón”, las puertas seguían cerradas y decidió tomar un camino menos habitual para un jugador de su país: probar suerte en el ascenso argentino. En 2019 llegó a Central Norte de Salta, donde todo cambió. Con ocho goles en apenas doce partidos, fue la figura del equipo que consiguió el ascenso al Federal A. Esa actuación lo hizo conocido entre los cazatalentos y le devolvió la confianza que había perdido.

Después de esa etapa soñada, regresó a Cerro Porteño, pero no encontró continuidad y optó por salir libre hacia The Strongest de Bolivia. Su paso por el fútbol altiplánico fue discreto, sin grandes actuaciones, y tras unos meses volvió a Paraguay para jugar en Resistencia, donde empezó a recuperar terreno. En el conjunto guaraní disputó 40 partidos y anotó 13 goles, convirtiéndose en un delantero confiable y regular.

Su verdadero salto al profesionalismo argentino se produjo cuando Martín Palermo, entonces entrenador de Platense, pidió su incorporación. El técnico lo había visto y confiaba en su capacidad para pelear cada pelota y convertir en situaciones adversas. Desde su llegada, Martínez mostró una gran adaptación. En dos años y medio con la camiseta “Calamar”, disputó más de cien partidos, marcó 21 goles y dio ocho asistencias. Su aporte fue creciendo temporada tras temporada, con destellos inolvidables como la chilena ante Defensa y Justicia o el tiro libre que clavó frente a Lanús.

Sin embargo, su gran despegue llegó este año, bajo la conducción de Cristian “Kily” González. La salida de la dupla Orsi-Gómez, que había ganado el torneo Apertura, generó incertidumbre, pero la llegada del nuevo entrenador lo cambió todo. El "Kily" lo transformó en el eje ofensivo del equipo, le dio libertad para moverse, confianza para asumir responsabilidades y un rol protagónico en la estructura táctica. En apenas nueve partidos del Clausura, Martínez ya sumó siete goles y una asistencia, dejando atrás el discreto semestre anterior en el que apenas había marcado dos tantos en diecisiete fechas.

Su eficacia lo convirtió en el máximo artillero del campeonato y en una de las grandes sensaciones del fútbol argentino. Pero su aporte no se limita a los goles: Ronaldo contagia actitud, pelea cada pelota y hace jugar a sus compañeros. En cada movimiento dentro del área, en cada pivoteo o definición, hay un futbolista maduro, que aprendió del esfuerzo y que hoy disfruta de su mejor versión.

El impacto de su rendimiento cruzó fronteras. Gustavo Alfaro, actual técnico de la selección paraguaya, decidió convocarlo para los últimos amistosos internacionales. Martínez ya sumó tres presentaciones con la Albirroja, incluyendo el empate 2-2 frente a Japón, donde dejó una buena impresión. Su convocatoria simboliza el reconocimiento a un delantero que pasó del anonimato del ascenso a representar a su país en apenas unos años.

Como suele ocurrir con las grandes apariciones, el mercado ya empezó a moverse. Varios clubes pusieron los ojos en él, y el rumor más fuerte llega desde Avellaneda: Racing analiza presentar una oferta ante la grave lesión de Elías Torres, quien se perderá lo que resta del torneo. El perfil de Martínez -goleador, fuerte, de buena técnica y gran actualidad- encaja en lo que el club busca para reforzar su ataque.

A los 28 años, Martínez vive su mejor etapa profesional. Su carrera es una prueba de paciencia y de resiliencia, de alguien que nunca se rindió y supo reinventarse cada vez que el fútbol le cerró una puerta. Desde los campos de Eusebio Ayala hasta las luces del fútbol argentino, el delantero paraguayo hizo su camino con esfuerzo y humildad. Hoy, con la camiseta de Platense y el reconocimiento del continente, empieza a escribir su propio nombre entre los goleadores del momento.

Porque aquel chico llamado como dos ídolos -Ronaldo e Iván- terminó convirtiéndose en uno por mérito propio. Y en este Clausura, su historia ya no se cuenta desde el anonimato: se grita desde las tribunas, cada vez que el “Fenómeno” de Platense vuelve a romper la red.