Cada 30 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Hipertensión Intracraneal Idiopática (HII), una enfermedad poco frecuente que produce un incremento de la presión intracraneal sin causa justificada. Se trata de una enfermedad poco frecuente, porque es un bajo porcentaje el de las personas que la padecen.

Un estudio estableció la cantidad de actividad física mínima para evitar la hipertensión

Se caracteriza, principalmente, por generar un fuerte dolor de cabeza y síntomas que simulan los mismos que produce un tumor, sin que este esté presente. Las mujeres son más afectadas que los hombres, en especial las que transitan la edad fértil entre los 20 y 40 años y tienen sobrepeso u obesidad. Existen casos de niños que tienen HII, pero es menos frecuente en bebés.

Síntomas de la Hipertensión Intracraneal Idiopática

Según el sitio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, MedlinePlus, el dolor de cabeza puede incrementar especialmente durante la actividad física, en especial cuando se tensionan los músculos del estómago al toser o hacer esfuerzo. Los dolores son punzantes, diarios, irregulares y tienden a empeorar en la mañana.

Otros síntomas son dolor de cuello, tinnitus (zumbido en los oídos), mareo, náuseas, vómitos y dolor en la espalda baja que se irradia a las piernas. También pueden aparecer algunas complicaciones relacionadas a la vista como diplopía (visión doble), visión borrosa o problemas como aparición de luces centelleantes o hasta pérdida de la visión por períodos extensos.

Existen algunos medicamentos que pueden incrementar el riesgo de padecer HII –como amiodarona, píldoras anticonceptivas como levonorgestrel, hormona del crecimiento, levotiroxina, fenitoína, esteroides– y algunos factores relacionados –como el Síndrome de Down, la enfermedad de Behcet, enfermedades infecciosas o insuficiencia renal crónica–.

Tratamiento de la Hipertensión Intracraneal idiopática

En algunas ocasiones, la enfermedad aparece por sí sola pero en otras regresa de forma recurrente con síntomas que empeoran lentamente y produce ceguera. El tratamiento, por lo tanto, está dirigido a evitar la pérdida de visión y disminuir los dolores de cabeza.

Los médicos pueden indicar desde restricciones alimentarias –como de líquidos o de sal–, medicamentos con corticosteroides, furosemida u otros, pérdida de peso, punción lumbar para aliviar la presión dentro del cerebro o hasta procedimientos quirúrgicos para aliviar la presión del nervio tópico o derivar para aliviar la presión a raíz de la acumulación de líquido cefalorraquídeo.