Cada 25 de septiembre, miles de fieles celebran el Día de la Virgen del Rosario de San Nicolás, una advocación mariana que moviliza multitudes en Argentina y que, desde hace décadas, despierta devoción y esperanza. Pero ¿cuál es la historia que dio origen a esta festividad y qué significado tiene para quienes buscan consuelo en su fe?

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Además de las procesiones y homenajes, muchos creyentes recurren a la oración a la Virgen del Rosario de San Nicolás como un camino de pedido y agradecimiento. Conocer cómo rezarle y qué palabras pronunciar es, para los devotos, una forma de fortalecer el vínculo espiritual con una de las advocaciones más importantes del país.

¿Cuál es la historia de la Virgen del Rosario de San Nicolás?

La historia de la Virgen de San Nicolás comenzó el 25 de septiembre de 1983, cuando se apareció ante Gladys Motta, una vecina de San Nicolás de los Arroyos, ciudad del norte bonaerense a orillas del río Paraná. Mientras rezaba un rosario en su habitación, Gladys vio a la Virgen vestida de azul, con el niño en brazos y un rosario en su mano. 

Gladys relató que nunca antes había vivido una experiencia similar y que, antes de aquella primera manifestación, el rosario que tenía en su habitación se iluminó. Luego, dejó constancia escrita de cada una de las veces en que volvió a presentarse la Virgen. 

El reconocimiento oficial de estos hechos llegó mucho después, el 22 de mayo de 2016, a través de un decreto del obispo de San Nicolás, Monseñor Héctor Cardelli. Sin embargo, la devoción ya se había expandido mucho antes, con peregrinaciones masivas. La más multitudinaria ocurrió en 2013, al cumplirse 30 años de la primera aparición, cuando unas 500.000 personas participaron del encuentro en la ciudad.

¿Cuál es la oración para pedir la asistencia de la Virgen del Rosario de Dan Nicolás?

Según la Agencia Católica de Informaciones - ACI Prensa, la siguiente oración es una consagración a la Virgen de San Nicolás:

¡Oh Madre, quiero consagrarme a ti!

Virgen María, hoy consagro mi vida a ti

siento necesidad constante de tu presencia en mi vida.

Para que me protejas, me guíes y me consueles.

Sé que en tí mi alma encontrará reposo

y la angustia en mí no entrará.

Mi derrota se convertirá en victoria

mi fatiga en ti fortaleza es.

Amén.